En la esquina de un bulevar de Caracas, Yon Blanco, vendedor de golosinas, luce aburrido mirando su pequeño celular. No había vendido casi nada. Pocos visitaban la zona -habitualmente concurrida por sus abundantes comercios- en esta Semana Santa de asueto para ahorrar agua y energía.
AFP
“Esto afecta a los comercios pequeños”, lamentó Blanco, de 20 años, en su puesto de venta en Sabana Grande, en el este de Caracas, donde apenas algunos negocios de comida y tiendas de ropa, y una que otra peluquería, estaban abiertos.
El presidente Nicolás Maduro declaró toda la Semana Santa no laborable -usualmente sólo jueves y viernes son feriados- para el sector público y privado, con el fin de bajar el consumo de agua y electricidad, pues una severa sequía, causada por el fenómeno de El Niño, tiene en niveles críticos los 18 embalses del país.
“No hay achicopalamiento (depresión): ¡ay Dios mío que no ha llovido! No, no, (hay que ver) cómo hacemos para ahorrar agua y electricidad, que haya conciencia”, dijo Maduro, al anunciar su “plan especial” para encarar la situación.
El gobierno debió adoptar medidas de racionamiento, como establecer horarios de autogeneración eléctrica para hoteles y centros comerciales, que optaron por abrir más tarde y cerrar más temprano.
– Con trabajo y sin flojera –
Un recorrido de AFP por varias zonas de Caracas mostró muchos establecimientos cerrados. “No se levanta un país con flojera sino con trabajo”, declaró Gloria Suárez, un ama de casa de 65 años que halló cerrada una oficina pública en Chacao (este), donde iba a hacer gestiones.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras del mundo y altamente dependiente de las importaciones, sufre una aguda crisis económica, con escasez de productos básicos y una inflación de 180% en 2015, la más alta del mundo.
“¿Qué hacemos con trabajar si no tenemos luz, no tenemos agua, no tenemos nada (…) lo que hay que hacer es pedirle a Dios, rezar y pedirle que llueva”, declaró a la AFP un mecánico de 70 años.
El mandatario sostiene que “el ahorro es más del 40%” cuando se aplican medidas como el asueto. “Estamos llegando a un punto difícil”, advirtió.
El dueño de una tienda de ropa en el popular barrio Catia (oeste), que prefirió reservar su nombre, dice que cerró para cumplir con el decreto, pero cree que “en nada ayuda con la crisis eléctrica”.
“Esa decisión puede contribuir a bajar 50% del consumo eléctrico en tres días, pero eso sólo prolongaría día y medio el momento en que se alcance el punto máximo de la crisis. El mayor consumo energético en la capital es residencial”, opinó Iñaki Rousse, ex vicepresidente ejecutivo de la Electricidad de Caracas.
Aunque no domina la materia energética, Naief Nazer, propietario de un pequeño café en Sabana Grande, coincide con Rousse: “Aquí tú ves todo cerrado, afecta al negocio y en nada ayuda porque tienes entonces a toda la gente en sus casas, con sus aires acondicionados, computadoras, gastando energía”.
– Embalses en nivel crítico –
Miguel Lara, ex director de la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados, aseguró que la sequía ha provocado una grave merma en la generación de las centrales hidroeléctricas y que el país está a punto de llegar a un racionamiento más intenso.
Guri, principal embalse de Venezuela, ubicado en el estado Bolívar (sureste), se acerca peligrosamente a su nivel más bajo en la historia: está a 246,05 metros sobre el nivel del mar y en su peor momento descendió a 244,17, precisó Rousse.
“Está bajando 17 centímetros al día”, alertó Rousse, aunque descartó que ocurra un colapso eléctrico.
Venezuela tiene 32.000 megavatios instalados, explicó Rousse, unos 16.000 en el complejo hidráulico de Guayana, donde están las centrales hidroeléctricas Guri, Macagua y Caruachi; y otros 16.000 en centrales termoeléctricas.
De las termoeléctricas “más de 60% de la capacidad de esas plantas no está operativa. Así no se puede recuperar el nivel del Guri”, advirtió.
En muchas zonas del país hay frecuentes interrupciones de los servicios eléctrico y de agua. Medios locales y habitantes de varios Estados reportaron un gran apagón la noche del domingo.
Maura Gutiérrez, secretaria de una empresa de seguros, lamentó no haber podido hacer turismo en este asueto porque no tenía dinero. Pero aprovechó para recorrer supermercados en busca de leche y aceite. Al menos consiguió jabones de baño, comentó.