“Mía es la venganza, Yo pagaré,” dice el Señor. Romanos 12:19
Justicia, divina por lo sabrosa que resulta para quienes la ejercen impunemente sin la ética que impone nuestro ordenamiento jurídico para garantizar la recta administración de justicia; divina también por lo insalvable de la irritación del Altísimo ante lo mal hecho, confundida en ocasiones con el tráfico de influencias en el alto gobierno devenido en consecuencias que llegan a catalogarse como castigo divino. Administradores de justicia y fiscales de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) en el Estado Barinas, en mi“linda Barinas”, protagonizaron un episodio más de ese drama judicial que nos desborda por la iniquidad de servidores públicos que por doquier están haciendo más dura para miles de venezolanos la crisis que vivimos, sólo que esta vez la perfidia fue a chocar con intereses que se hicieron valer con ayuda del Altísimo, no de Dios, sino del Altísimo Gobierno, que dispuso mecanismos de reparación de la afrenta infligida llevándose en los cachos a fiscales del Ministerio Público, quienes acarrearon la peor parte de esta incursión delincuencial.
Esta conducta reprochable, propia de la delincuencia organizada, en otros tiempos azarosa en el Sistema Judicial venezolano, se ha tornado sistemática en la administración pública en general, propagándose como una enfermedad maligna, rebasando toda capacidad de asombro en este mundo pequeñito para el concierto de las naciones que nos miran como el país más violento, corrupto e inseguro, y para colmo de males, empobrecido. Estando en el Centro Comercial El Dorado, un colega litigante me comentó “como aves de rapiña, haciendo honor a la delincuencia organizada, los protagonistas de esta historia reunieron información de inteligencia para darle un zarpazo mortal a su víctima, en la residencia de uno de ellos, degustando un escoses menor de edad, que llevó una de las Fiscales, habrían trazado el plan para “meterse un buen billete” con medidas a través de las cuales el gobierno nacional y el pueblo organizado supuestamente garantizarán el cumplimiento de la Ley Orgánica de Precios Justos.”
Esta historia ilustrativa de la descomposición de nuestras instituciones públicas, trata de dos fiscales del Ministerio Público, unos funcionarios gubernamentales de control de precios y un “Juez” encargado de delitos económicos, que en una componenda que se puede llamar “Troiska macabra”, concertaron “allanar” la sede de un concesionario de vehículos ubicado en la parte sur de la ciudad de Barinas, específicamente en la Avenida Agustín Codazzi, sabiendo que allí no sólo se vendían vehículos de la marca Chery-Orinoco sino también Fortuner (Toyota), Cruze (Chevrolet) y Ford Fiesta, según el plan trazado habrían simulado incautar varias unidades para apropiarse y repartirse esos vehículos, “con base a un frío cálculo para que a cada uno de ellos les quedará una buena tajada” indicó un detective del CICPC, “hicieron todo eso amparados en la Ley Orgánica de Precios Justos, y en estricto acatamiento de ese instrumento legal los vehículos “incautados” sumaron una cifra irrisoria, a pesar de que el empresario los había comprado al 5000% por encima de su valor”, acotó un conocido locutor de la región.
Hasta aquí la historia es bella para los delincuentes, porque sin duda se trata de malhechores en funciones públicas, quienes llevados por el arrebato de su fechoría ni siquiera imputaron al dueño de la firma comercial, porque el fin del “allanamiento” no era otro que robar, amparados en los cargos que ostentaban unos y conservan otros por obra y gracia de padrinos que favorecen la impunidad a lo largo y ancho del país. Pero, “DIOS castiga sin palo y sin rejo”, o como dice el argot popular, “a cada cochina gorda le llega su sábado”. Con beneplácito y alegría de víctimas, afectados y arruinados, llego la noticia a la colectividad barinesa, la destitución de las dos fiscales del Ministerio Público Carolina Merchán y Mercedes Zerpa actuantes en el mentado “allanamiento”, cosa que era el clamor de la colectividad, escaza de recursos, dinero y contactos políticos, que impotentes sufrieron los abusos y los desmanes de estas funcionarias como me enteré por boca de muchas personas mientras hacía la cola para entrar al Internado Judicial de Barinas, funcionarias que amparadas en un cargo, un carnet y una mirada cómplice de una institución corrompida: imputaron, desprestigiaron y menoscabaron la moral de muchos ciudadanos honorables que nunca recogerán ni una migaja de su reputación destrozada por estos funestos personajes.
Y tratándose de fortalecer la impunidad a paso de vencedores, al Juez malandro lo premiaron “para protegerlo” con un cargo de alzada en el Poder Judicial, de los funcionarios estadales “controladores de precios”, no se sabe mucho, solo se sabe que “un connotado empresario de la venta de vehículos” en Barinas, fue el afectado, y como tiene “contactos” de alto nivel “se quejó” con las consecuencias descritas. Las fiscales: fuera de un cargo que no merecían, el “Juez” en un cargo que obviamente no merece, los funcionarios controladores de precios en un anonimato “que celebran” como lo apropiado para sus desmanes.
Siguiendo el recorrido de estas informaciones que sale del Ministerio Publico Barinas, muchos decían: “Amaneció de golpe” recordando aquella frase de una película venezolana protagonizada por Daniel Lugo, Ruddy Rodríguez y Héctor Mayerston. En esa película habla los eventos que se suscitaron en la noche del golpe de Estado en Venezuela en 1992. Les cuento en un diario local de este estado salió en titular Destituyen al Fiscal Superior de Barinas por presuntos hechos de corrupción http://www.exclusivaenlaweb.com.ve/regionales/pol%C3%ADtica/destituyen-al-fiscal-superior-de-barinas-por-presuntos-hechos-de-corrupci%C3%B3n.html Se conoció la informaron de la llegó de una Comisión Nacional Contra la Corrupción, perteneciente al Ministerio Público, quienes procedieron a destituir al Fiscal Superior del estado Barinas, Alexander González Vizcaya, quien presuntamente estaba vinculado en hechos de corrupción. Queda claro que no sólo en el amor y la guerra todo se vale, en las funciones públicas, sin importar del ámbito al cual correspondan, también todo se vale para sacarle provecho a la desgracia ajena, o como en este caso, a la ventura ajena, más aún si se cuenta con padrinos que favorezcan la impunidad con el abuso de poder. Lo peor es que muchos de esos servidores públicos usan la crisis actual como excusa para cometer sus fechorías, justificando una tendencia delictual que trasciende la lógica de toda necesidad o carencia que haya de ser satisfecha por lo desmedido de sus apetencias, al mejor estilo boliburgues, no en vano la sabiduría popular considera que “Lo malo, de que se pega, se pega”.
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