La celebración el próximo 7 de abril del Día Mundial de la Salud será una triste fecha en Venezuela, pues lejos de alegrarnos por la creación de políticas que alientan la salud, advertimos cada día el aumento de los riesgos de las personas sanas, el empeoramiento de las enfermas y las que ya ni lo contarán.
Nota de prensa
Es crudo pero auténtico, dijo Jhonatan Rodríguez, presidente de la Organización StopVIH, ante la jornada que a nivel mundial llama a reflexionar sobre las buenas prácticas de salud, pero que en Venezuela tendría que significar la toma de acciones urgentes que garanticen el más mínimo derecho a la salud como es el libre acceso a los medicamentos.
En el país hay miles de personas con la salud comprometida aún cuando la Constitución obliga al Estado a garantizar el derecho a la vida, lo cual incluso ha quedado en letra muerta por los niveles de inseguridad, enfatizó Rodríguez y se pregunta, “cómo celebrar este día con los teléfonos a reventar de personas pidiendo ayuda para conseguir medicamentos, con las redes sociales convertidas en buscadores de tratamientos, con los hospitales clamando equipos e insumos y los profesionales de la medicina emigrando para dignificar su carrera”.
En tal sentido, dijo que este 7 de abril no puede dejar de ser un exhorto al Gobierno Nacional, al Ministerio de la Salud, y a las autoridades del área en el nivel central y regional para que reconozcan la crisis del sector, con una escasez en más de 90% de los medicamentos en las redes de farmacias públicas y privadas.
“Las autoridades tienen que fijar la mirada, y aceptar la ayuda humanitaria como un método de contención, mientras que se gestionan con normalidad las compras de medicamentos que pueda abastecer la demanda de la población en todas las patologías, pues lo que se ha importado hasta ahora solo alcanza para cubrir un 10% de la demanda”, afirmó el presidente de la ONG, y categóricamente dijo basta que seamos ciudadanos de primera, de segunda y tercera, no puede ser que solo un grupo de personas tenga acceso a las medicinas, ni es justo que para llegar a ellas tengan que estar a punto de morir, recorrer el país entero o tener un amigo en el Gobierno. Tenemos que alzar la voz para que este sea el último Día Mundial de la Salud que contamos muertes y no sumamos vidas saludables.