El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó los viernes como “día no laborable” por las próximas ocho semanas a fin de reducir el consumo eléctrico en un país que ha visto una caída en el nivel de sus embalses debido a una sequía y depende en buena medida de la generación hidroeléctrica, publica El Tiempo.
El anuncio del mandatario venezolano, la noche del miércoles, forma parte de un plan de ahorro en el consumo eléctrico que deben cumplir las familias y las empresas por los próximos 60 días. “Mañana (este jueves) debe salir en la gaceta oficial el decreto especial estableciendo todos los días viernes como día no laborable a partir del viernes de esta misma semana”, informó el presidente durante un discurso en la televisora estatal.
Maduro descartó que su decisión afecte la productividad del país petrolero.
Sin embargo, para nadie es un secreto que con la decisión del presidente Maduro, el país, que está sumido en una profunda crisis económica, acentuará los malos indicadores económicos.
Lo peor de todo es que Maduro no dejó claro si la medida será obligatoria para las empresas privadas o únicamente regirá a las oficinas del sector público.
El Gobierno ya había ordenado extender en marzo hasta una semana el tradicional asueto de Semana Santa como medida de ahorro y días antes aprobó recortar el horario de atención en los centros comerciales.
Las nuevas medidas llegan luego de que el nivel del embalse de El Guri, que surte a la mayor hidroeléctrica de Venezuela se redujo a mínimos históricos la semana pasada debido a los efectos del fenómeno climático El Niño.
Nivel crítico
El embalse de la Central Hidroeléctrica del Guri, en el sur de Venezuela, estaba el viernes a un mínimo de 244,37 metros sobre el nivel del mar y de llegar a la cota de 240 metros la instalación tendría que reducir su generación.
Los críticos del Gobierno afirman que el sistema eléctrico presenta interrupciones diarias por años de desinversión y atraso en el mantenimiento de plantas, y que esto ha contribuido a mermar el nivel de los embalses hidroeléctricos, que aportan 60 por ciento de la generación.
Las empresas de mayor consumo deberán utilizar plantas eléctricas por algunas horas del día para frenar la demanda, al tiempo que las industrias básicas de Venezuela tendrán que reducir un 20 por ciento su consumo de energía, adelantó el presidente.
Pero estas medidas serán insuficientes de no reducirse el consumo de electricidad en los hogares venezolanos, precisó Maduro, por lo que dejó abierta la posibilidad de tomar nuevas políticas de ahorro más adelante.
Por ahora descartó que su Gobierno ordene un aumento de las tarifas eléctricas, que están reguladas, o que considere aplicar esquemas de racionamiento como el que ordenó el fallecido presidente Hugo Chávez en el 2010, cuando decretó una emergencia energética una vez que la sequía llevó el nivel del embalse que surte al Guri a 248 metros sobre el nivel del mar.
La realidad
Analistas y académicos han indicado que la medida adoptada es un síntoma de improvisación pues no se establece con un criterio técnico, ni tampoco se establecen metas de ahorro con los hogares, pero tampoco se informa si la medida de restringir la electricidad a los centros comerciales ha funcionado o cuáles son los indicadores de la realidad eléctrica del país.
Los venezolanos indican que salir a un centro comercial ya no es una experiencia tan agradable pues muchos almacenes y tiendas realizan ahorros voluntarios y restringen el uso de luz por lo que no pocas veces se siente cierta tristeza.
La queja general es que el Gobierno no ofrece información seria y creíble de la crisis energética y se teme que a la ya difícil situación económica, paralizar el país los viernes le agregue leña a la hoguera.
Otro aspecto que la gente está preguntándose es qué va a pasar con la educación. De si los colegios, institutos y universidades tampoco funcionarán, de cómo se repondrían las clases ya programadas.
Para oscurecer más el panorama, varios técnicos han indicado que El Guri está bajando entre 15 y 20 centímetros al día y de seguir así la situación, en 20 días no habría energía en el país.
En el interior de Venezuela hay un racionamiento forzoso de entre 2 a 4 horas diarias pero sin previo aviso. A la gente no le avisan la hora en la que le van a cortar la energía, se quejan venezolanos.
De esa manera, el Gobierno, estiman analistas, parece preocupado por buscar soluciones desesperadas, pero no asume, en ningún nivel, una responsabilidad política por la crisis.