El turismo y los servicios financieros concentran casi tres cuartas partes de la economía de Bahamas, gracias a unas playas paradisíacas y a un no menos benévolo entorno fiscal, que acoge este fin de semana la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Alfonso Fernández/ EFE
El centro del país caribeño con poco más de 350.000 habitantes es la capital, Nassau, en la que vive más de un 65 % de la población, y donde se encuentran la mayor parte de los servicios.
Al año, entre 5 y 6 millones de visitantes llegan a Bahamas, de los cuales casi un 90 % procede de Estados Unidos, cuyas costas de Florida se encuentran a 280 kilómetros.
La joya de la corona turística es el complejo hotelero Atlantis, en Nassau, el mayor empleador del país con 6.000 trabajadores, después del Gobierno de Bahamas, y a donde se llega a través del puente Sidney Poitier, en honor del célebre actor.
Poitier, el primer afroamericano en conseguir un Óscar al mejor actor en 1964 y que pasó su infancia en Nassau, es considerado “el bahameño más famoso en todo el mundo”.
La otra gran fuente de ingresos son los servicios financieros, ahora bajo sospecha por las filtraciones de los llamados papeles de Panamá sobre miles de empresas y activos opacos radicados en diversos países del Caribe, entre ellos Bahamas.
Si el turismo representa más de 50 % del producto interior bruto (PIB), los servicios financieros suponen entre el 15 y el 20 % de la actividad económica del país.
Bahamas es el país del Caribe con mayor renta per cápita, que en 2014 se situó en algo más de 22.000 dólares, aunque los economistas explican que parte de ello se debe al gran volumen de empresas radicadas en el país dado su favorable sistema fiscal.
En el puerto de la capital, dos grandes cruceros permanecen atracados, mientras miles de turistas desembarcan para pasear por el pequeño centro colonial de la ciudad, donde las exclusivas tiendas de moda se mezclan con algunos de los edificios más simbólicos y antiguos de la isla.
Entre ellos, los fuertes Fort Montagu (1741) o Fort Fincastle (1793), al que suben las Queen Staircase, escaleras labradas en piedra por esclavos a finales del siglo XVIII.
El pasado del archipiélago de más de 700 islas está entrelazado en una agitada historia colonial que le llevó a estar en manos de los españoles, holandeses e ingleses, sucesivamente, hasta obtener su definitiva independencia en 1973.
También de piratas, ya que entre 1706 y 1718 estuvo gobernada por los bucaneros, quienes conformaron una curiosa forma de república que se cerró cuando el gobernador británico devolvió a Bahamas al control de Londres.
“De refugio de corsarios a imán turístico del norte del Caribe”, es, de hecho, uno de los lemas del país.
A los habituales visitantes en busca de sol y playa en las templadas aguas turquesas que bañan las costas, se unen este fin de semana los más de 5.000 participantes que asistirán a la 57 asamblea anual del BID, así como la 31 asamblea anual de la Corporación Interamericana de Inversiones (CII).
Entre ellos, varios de los ministros de Finanzas de los 26 países miembros del banco multilateral, que discutirán los desafíos de la región latinoamericana y caribeña, especialmente los problemas que plantea el cambio climático.
Problema especialmente acuciante, ya que Bahamas cuenta como punto más elevado sobre el nivel del mar Mount Alvernia, en Cat Island, con 67 metros de altitud; mientras que en New Providence, la isla donde se ubica Nassau, la mayor elevación es de apenas 37 metros. EFE