La crisis del agua es el reflejo de la negligencia oficialista pura. Explica el exministro de ambiente Arnoldo Gabaldón que para 1958 apenas había en Venezuela una capacidad de almacenaje de 300 Hectómetros cúbicos (Hm3), pero que la democracia elevó esa cifra a 7.362 Hm3 para 1998, representando un crecimiento exponencial muy considerable. No obstante, entre ese año y 2016 eso apenas aumentó a 7.754 Hm3 (5%), mientras que la población creció 32% en el mismo período. Sumado a ello, 30% del agua potable se pierde en el proceso de distribución por
fallas y fugas en los acueductos, y la calidad del agua es tan mala que es la causa directa de decenas de enfermedades que padecemos.
Respecto a la electricidad, todo ha sido explicado por los expertos. El gobierno centra su discurso en el fenómeno del Niño y en echarle la culpa a la “Cuarta República” por sólo haber construido complejos hidroeléctricos. No obstante, la verdad es que en estos años se destinaron más de 60 mil millones de dólares a proyectos de Termoelectricidad que deberían estar produciendo más 30 mil Mv, pero apenas se están generando menos de 7 mil Mv por esa vía, con lo cual hay un déficit general nacional de unos 2 mil Mv, que obliga a los cortes permanentes que sufrimos. ¿Por qué ocurrió esto? Porque se involucró a los cubanos en algo que no manejan y porque la corrupción roja rojita se apoderó de una buena tajada de los recursos destinados a este fin.
Mientras tanto, Guri sigue salvando al país generando 62% de la electricidad que consumimos, pero su nivel de agua ya bajó de la cota 244, nivel que marca la entrada en zona de alto riesgo, donde lo responsable sería apagar varias turbinas. Pero el gobierno no lo hace porque eso significaría bajar la generación hidroeléctrica de 9 mil Mv a menos de 4 mil Mv, con lo cual tendría que dejar sin electricidad a medio país. Todo ello a riesgo de que ocurra el fenómeno llamado “cavitación”, que podría generar una explosión de gran magnitud en el sitio.
Como si esto fuera poco, la escasez de alimentos y medicinas crece a pasos acelerados y se ubica ya en el orden del 80%. La longitud de las colas evidencia que la desesperación de la gente aumenta en la medida que se va dando cuenta que lo que está adquiriendo podría ser lo último que compre en cada rubro. Desaparecen los productos envasados en cartón, bajan las importaciones a diario y no hay cómo criar pollos, principal fuente de proteínas junto a la leche que consumimos los venezolanos. Todo esto a la par que los centros de salud trabajan al mínimo, no hay medicamentos y crecen las muertes por falta de insumos y tratamientos. Pero el gobierno niega que haya crisis humanitaria y se resiste a solicitar ayuda al exterior. ¡Irresponsabilidad suprema!
Tenemos la convicción de que superaremos como Nación tan dramático episodio de nuestra historia republicana. Pero para ello es necesario que la población entienda la raíz del problema y luche para que haya un cambio de sistema, el cual pasa necesariamente por un cambio de Gobierno. Sobre la mesa están puestas varias salidas constitucionales, pero ninguna de ellas podrá tocar puerto seguro sin que se genere una fuerte presión social de calle que sea capaz de torcerle el brazo a quienes hoy se atrincheran y cierran todas las válvulas de escape que podrían conducir a una transición democrática. Es hora de que cada sector asuma su responsabilidad histórica frente al país.
@CiprianoHeredia