El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva advirtió hoy que “está más vivo que nunca” y alertó del aumento del “odio” contra el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos de izquierda.
EFE
“Recuerdo los discursos de Hitler que hicieron nacer el nazismo y recuerdo los discursos por los que Mussolini consiguió implantar el fascismo en Italia”, aseguró el exmandatario durante un encuentro en defensa de la educación, celebrado en Sao Paulo.
El ex jefe de Estado, blanco de dos investigaciones por corrupción, resaltó que los sectores conservadores buscan “atacar” su “moral, pero advirtió que va a continuar con “la cabeza erguida”.
“Lula no está muerto, está más vivo que nunca”, aseguró el expresidente, que siguió la línea de sus últimos discursos.
Según Lula, hay sectores que “están queriendo acabar con los movimientos sociales” y con la “política”, como, según dijo, ocurrió en otros momentos de la historia de la humanidad.
“En Italia, cuando se negó la política surgió (Silvio) Berlusconi”, sostuvo.
Denunció la escalada de odio y la creciente polarización social y citó un episodio, recogido por los medios locales, en los que una pediatra se negó a atender a un niño porque su padre era militante del Partido de los Trabajadores (PT).
“Están queriendo dividir el país, como hicieron en Venezuela”, dijo.
Lula defendió el trabajo realizado por el PT en sus más de 12 años de Gobierno, pero criticó abiertamente el ajuste fiscal propuesto por su ahijada política, Dilma Rousseff, para sanear las maltrechas cuentas públicas el país.
El expresidente afirmó que quiere ayudar a Rousseff a “cambiar” la política económica y substituir el término “cortar” por el de “crecer”. “No queremos un ajuste que hable de corte, corte, corte. No somos tijeras”, señaló.
Lula fue nombrado ministro el pasado mes, pero su designación se encuentra suspendida cautelarmente por un magistrado del Supremo, aunque la decisión final se encuentra en manos del pleno de este tribunal.
No obstante, el Ministerio Público (Procuraduría) de Brasil recomendó la víspera la anulación del nombramiento como ministro, un cargo que, según dijo Lula, Rousseff ya le había propuesto el pasado agosto.