Uno de los mitos impulsados por el aparato comunicacional del gobierno es el carácter obrerista de la llamada “Revolución Bolivariana”. El fallecido presidente Hugo Chávez se presentó como un defensor de los obreros y con la llegada de Nicolás Maduro al poder se construyó la fábula del “Presidente Obrero” que por venir de las filas de los trabajadores velaría por los intereses de esa clase.
La realidad lamentablemente es muy distinta a la narrativa oficial. Vivimos en un país donde los sindicalistas son perseguidos, encarcelados y en algunos casos asesinados, cuando reclaman los derechos de sus agremiados en las empresas públicas. El caso de Guayana es el caso más representativo, allí sindicatos enteros son desconocidos cuando triunfan las planchas que no apoya el gobierno, existen sindicalista presos por cumplir sus funciones y los contratos colectivos solo se firman cuando le conviene al gobierno.
El “Presidente Obrero” ha resultado ser un patrón mucho más “Neoliberal” que el peor de los empresarios privados. Los trabajadores del sector eléctrico protestan por el incumpliendo de su contrato y recientemente recibimos denuncia de las Madres Procesadoras del Programa de Alimentación Escolar Zuliano (PAEZ), a quienes les están pagando menos de la mitad del sueldo mínimo cada tres meses, violando los propios decretos presidenciales. Si se tratara de una empresa privada, ya estaría cerrada, expropiada y su dueño en la cárcel; pero los órganos del Estado no actúan cuando se trata del gobierno.
El Gobierno no solo es un patrono violador de los derechos laborales, sino que se comporta como un amo poseedor de esclavos, que les obliga a pensar, hablar y actuar a su voluntad. Los empleados públicos reciben amenazas a su estabilidad laboral, para obligarlos a firmar contra la Ley de Amnistía, el decreto de Obama o cualquier ocurrencia oficial. Para ellos la voluntad de los trabajadores les pertenece.
La visión esclavista del Gobierno no solo se aplica a los trabajadores, sino a toda la sociedad. En medio de la escasez de alimentos provocada por las políticas maduristas, el Gobierno chantajea con bolsas de comida para lograr firmas, votos, e inscripciones al PSUV. Pretenden convertir a los venezolanos en criaturas serviles y obedientes a la voluntad de los amos en el poder, pero se encontraran con los hijos de Bolívar, que una vez más seremos “El Bravo Pueblo, que el yugo lanzo”.