El conflicto en Afganistán provocó al cierre total o parcial de 369 escuelas en 2015 y afectó a 139.000 estudiantes, en medio de un aumento de las dificultades que afrontan los niños para acceder a la educación y sanidad, según un informe de la ONU divulgado hoy.
El pasado año se registraron 257 incidentes relacionados con la guerra que afectaron a la educación y sanidad, un 182 % más que en 2014, según el estudio, elaborado por la Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) y Unicef.
El número de sucesos en el sector sanitario se duplicó hasta alcanzar los 225 casos, frente a los 59 registrados el año anterior, incluyendo una veintena de asesinatos de personal médico y 66 secuestros.
En lo relativo a la educación, el 2015 registró 132 incidentes, entre ellos 11 asesinatos y 49 secuestros.
Según el informe, la mayoría de los incidentes documentados por la Unama fueron amenazas y episodios de intimidación como asaltos, cierres forzados de escuelas o amenazas de muerte, que afectaron, además, a 600 profesores.
El representante especial de la ONU en Afganistán, Nicholas Haysom, calificó las conclusiones del informe de “profundamente preocupantes” y llamó a todas las partes del conflicto a tomar medidas para la protección de la educación y sanidad en el país.
“Es simplemente inaceptable que profesores, médicos y enfermeros sean objeto de violencia y amenazas y que las escuelas e instalaciones médicas sean utilizadas incorrectamente o atacadas”, sentenció.
El representante de Unicef en Afganistán, Akhil Iyer, advirtió por su parte de un aumento en las dificultades que enfrentan los niños para acceder a la educación y sanidad debido al conflicto, “agravado por los altos niveles de pobreza crónica” en el país.
Los niños suponen casi la tercera parte de las víctimas civiles del conflicto afgano, con 161 menores fallecidos y 449 heridos en el primer trimestre de 2016, según el balance de la Unama difundido ayer.
Desde el fin de la misión de combate de las fuerzas internacionales de la OTAN, a finales de 2014, los talibanes han ganado terreno en diversas zonas de Afganistán, disparando los niveles de inseguridad en el país cerca de cumplirse 15 años de la invasión estadounidense.