Cuando el tablero marcó 342 votos, una parte de Brasil estalló en júbilo: llantos, abrazos, gritos de emoción de manifestantes arrodillados celebrando que “por fin” se abre una puerta a la salida de la izquierda del poder.
Fotos AFP
El voto decisivo llegó pasadas las 02H00 GMT de este lunes en medio de un país dividido que contenía el aliento para esperar una decisión que frenaría o daría luz verde al juicio político de la presidenta Dilma Rousseff.
La votación de esta noche era el punto alto de una extensa crisis política que lanzó al abismo a la presidenta, que ahora depende del Senado tras esta dura derrota entre los diputados.
En Brasilia, epicentro de este terremoto político, decenas de miles de manifestantes esperaban la decisión de la Cámara baja. En el lugar asignado a los opositores al gobierno, el ambiente era de fiesta.
“Faltan cinco, faltan cuatro votos” gritaba un animador desde un camión de sonido y el público entraba en éxtasis, gritando fuera de sí tras la larga jornada de debates en el Congreso, a pocos metros de la concentración.
“Fuera PT, fuera PT”, gritaban a todo pulmón agitando las manos y proclamando consignas contra el Partido de los Trabajadores de Rousseff.
Maristela de Melo, una jubilada de 63 años, está en trance. Llegó a las diez de la mañana del domingo a esta manifestación en la explanada de los ministerios, partida en dos por una pared de paneles metálicos de un kilómetro de extensión que mantenía separados a adherentes y opositores al gobierno.
“Estoy feliz, feliz. Llevo un año en la calle esperando que Dilma caiga. ¿Cómo me siento? Aliviada, contenta de que todos estos ladrones por fin se vayan”, asegura a la AFP.
– Abrazos y ‘selfies’ –
Minutos después del voto decisivo en la Cámara baja en favor de la mocion de impeachment, los manifestantes comienzan a retirarse de esta avenida de Brasilia. Desde un camión de sonido, el animador dirige la oración del Padre Nuestro y los que quedan elevan las manos al cielo.
Janda Ribeiro, de 54 años, esta desempleada. Viajó desde Sao Paulo para seguir la votación y no deja de llorar. Con un hilo de voz declara a la AFP que “luchamos tanto para que nuestro país se librara de estos criminales que nos han robado todo”.
En Sao Paulo, la capital económica del país, la votación se siguió con el corazón en la mano. En la céntrica avenida Paulista, tradicional lugar de manifestaciones opositoras, la cuenta atrás se llevó con emoción.
Hasta que se logró el voto número 342 necesario para dar seguimiento al proceso de impeachment y la marea verde-amarilla explotó en gritos, abrazos, besos y ‘selfies’: todo el mundo quería su pedacito de un momento histórico.
Imposible no compararlo con un partido de la Copa del Mundo. El atuendo era el mismo, así como la sensación de victoria y la satisfacción de haber doblegado al enemigo.
También había muchos ojos brillantes, como los de Marisa Cardamone, una abogada de 75 años a quien las lágrimas le empañaban las gafas.
“Estoy emocionada porque éste es mi país, el país que amo y el de mis hijos. Es muy triste toda la corrupción que hay, en qué lo han convertido. Hemos luchado mucho para sacar a este gobierno corrupto, que acabó con nuestra industria, nuestros empleos. Vine a luchar porque el país de mis hijos sea mejor”, afirmó con la voz truncada.
En otras ciudades brasileñas, como Rio de Janeiro, los opositores a Rousseff también celebraron esta decisión. La famosa playa de Copacabana se tiñó de ‘verdeamarelo’ en medio del éxtasis de los que esta noche tenían una razón para celebrar.
– Frustración –
Bajo la noche de Brasilia, al otro lado del “Muro de Berlín”, como se bautizó popularmente a la pared metálica, los partidarios del gobierno se retiran pacíficamente.
La policía no reportó incidentes ni enfrentamientos y dijo que en el ápice de la manifestación hubo 79.000 personas, bastante menos que las 300.000 que se esperaban en la capital.
Hay muchas caras tristes, muchos abrazos y lágrimas. De fondo suena un grupo de músicos tocando samba, mientras los más animados siguen gritando “no habrá golpe”, el lema con que los adherentes al gobierno se oponían al impeachment.
Muchos anuncian que “la lucha continúa” y otros temen que los programas sociales que el PT impulsó en sus 13 años de gobierno desaparezcan si Rousseff es derrocada.
“Estoy muy frustrado. Tenía confianza de que podríamos tener los votos contra el impeachment”, comentó Edilonson Oliveira, de 19 años, estudiante de derecho en Paraná.
“Pero la lucha no termina. Ahora pasa al Senado y seguiremos en la calle”, anunció.