El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el colombiano Ernesto Samper, expresó hoy su preocupación por la decisión adoptada el domingo por la Cámara de Diputados de Brasil para continuar el proceso de destitución de la presidenta del país, Dilma Rousseff.
EFE
Samper dijo confiar en que el Senado brasileño detenga el proceso, al considerar que no ha habido indicios ni una discusión de fondo en la Cámara de Diputados sobre supuestos delitos que se le puedan atribuir a la mandataria.
“La decisión adoptada ayer por la Cámara de Diputados de Brasil, de continuar el proceso de destitución de la Presidenta Rousseff, sin que haya existido indicio o discusión de fondo durante el debate sobre supuestos delitos, constituye un motivo de seria preocupación para la región”, señaló Samper en un comunicado.
Además, subrayó que “la elección democrática y mayoritaria de Dilma Rousseff como Presidenta constitucional, no puede ser derogada en un juicio político por una mayoría parlamentaria, a menos que exista una prueba que la vincule de manera directa y dolosa con la Comisión de un delito común, hecho que hasta el momento no ha sucedido”.
“Confiamos en que el Senado de la República, actuando en conciencia como juez y después de evaluar la firmeza y pertinencia legal de las pruebas aportadas, detenga este proceso que puede llegar a afectar seriamente la democracia regional y la seguridad jurídica hemisférica”, señaló Samper.
Este domingo, la oposición de Brasil reunió en el pleno de la Cámara de Diputados los 342 votos necesarios para que prosiga el proceso contra Rousseff, con lo que el Senado decidirá si inicia un juicio con miras a su destitución.
La acusación se fundamenta en unas supuestas maniobras contables ilegales para maquillar los resultados del Gobierno en 2014 y 2015, modificar presupuestos mediante decretos y acumular deudas y contratar créditos con la banca pública.
La propia Rousseff ha negado esas acusaciones, al tiempo que su defensa las ha calificado de meras “faltas” administrativas que no bastarían para una destitución, por lo que han repetido que Brasil está frente a “un golpe de Estado”.