Hace 206 años el Capitán general de Venezuela Vicente Emparan, se sometió a la opinión popular para consultar si debía permanecer en el poder. Los vecinos que lograron reunirse en la Plaza Mayor expresaron sus ansias de libertad y Emparan renunció.Así se inicia nuestro camino a la independencia. Hoy más de 2 siglos después, el Presidente no comprende que no se puede gobernar sin la anuencia del pueblo, único portador de la soberanía.
Nuestra actual Constitución, establece los mecanismos para desalojar del poder a los gobiernos que actúen en contra de la voluntad del pueblo, pero el secuestro de los Poderes Públicos ha impedido que se pueda avanzar por la vía regular. El gobierno parece aferrarse a su obedientetribunal y al resto de poderes (CNE, Contraloría, Defensoría del Pueblo), para poder culminar el periodo presidencial más nefasto en la historia de Venezuela, aún en conocimiento de que casi la totalidad de los ciudadanos desea un cambio político.
Todas las encuestas, incluso las más cercanas al gobierno, confirman que al menos el 70% de los venezolanos desea la salida de Maduro del poder y consideran que es la única vía para acabar la crisis económica, política-social y humanitaria que vive la Nación. Estos números son respaldados por la consulta más reciente; los comicios parlamentarios, donde el pueblo apoyó la opción del cambio dando mayoría calificada a la bancada de la MUD.
Los constantes desplantes y omisiones en las que incurre el CNE, las sentencias aberrantes del TSJ para bloquear las actuaciones de la Asamblea Nacional, las interminables cadenas donde Maduro finge fortaleza, son acciones que intentan derribar nuestro ánimo y robarnos la esperanza. Esas intenciones de destruir nuestra voluntad deben chocar con la fuerza de nuestro empeño por salvar el país.
El camino a la libertad no es fácil, ni corto, muchos en 1814 cuando Boves entraba a Caracaspudieron pensar que los hechos del 19 de abril fueron en vano. Igualmente muchos son los ciudadanos que se sienten frustrados porque la victoria del 6-D no ha traído un cambio de gobierno. La verdad es que las tiranías tienen la capacidad de resistir e incluso hay momentos que parecen triunfar sobre las mayorías, pero cuando el pueblo decide su rumbo, no hay poder que lo detenga.
El gobierno puede insistir en sus maniobras ilegales para aferrarse al poder, pero así como hace 2 siglos, el resultado está cantado a favor de la voluntad soberana de cambio.