“Hay un tercer contendor que aparenta ser compañero, pero retiene la cochina y tranca el juego.”
Uno de los principales desafíos del poder es mantener la ofensiva política. Desde la Ética Nicomáquea de Aristóteles hasta El Príncipe de Maquiavelo, el común denominador de los hombres de poder, es fijar la agenda política. Eso se alcanza con actos que se perciban asertivos, de dominio, que produzcan resultados serios y favorables, y muy importante: merecedores de respeto por temor o por reconocimiento. Veamos después del 06-D-15, cual es el balance AN vs. Gobierno, y cuál debe ser el accionar político ganancial.
La AN ha cumplido una misión importante. Derrumbó el mito que la oposición no es mayoría y que el gobierno no es derrotable. Pero no basta “ser la esposa del Cesar, sino hay que parecerlo”. De tal forma que la AN debe comportarse como mayoritaria. Debe agotar en lo ético todas las herramientas constitucionales e institucionales para hacerse sentir, cumpliendo eficazmente su agenda: re-institucionalizar la AN, alcanzar la Amnistía y lograr una salida democrática del gobierno, que no es más que un cambio del modelo de poder. En lo instrumental, la AN debe demostrar su fortaleza, recuperando con contundencia la ofensiva política, con actos de nivelación frente al poder servil. El gobierno mantiene su “ética” revolucionaria mecanizando a la sociedad, controlando sus espacios e ideologizándola. Es el control del Estado, no apelando a ley, la competencia, el conocimiento o la tecnología, sino a la lucha de clases, la amenaza y la represión. Cualquier alternativa diferente a la revolución, será saboteada por el chantaje miliciano.
Entretanto, la AN pierde espacio por distraerse en iniciativas populistas, como la Ley de Títulos de la Gran Misión Vivienda (un gran desfalco a la nación); la Ley de Alimentación a Pensionados (cuando el problema no es el sofá); la Ley de Empleo Juvenil (en un país donde el principal empleo es el bachaqueo o el jibarato) o la Ley de PN (en una nación expropiada) ¿Qué sentido tienen? Abedules que no dejan ver los naranjales…Iniciativas de PJ, al más puro estilo propagandístico de Joe Napolitan, David Garth o George Gaithier, de orden populista. Mensajes barnizados de “quiero ser como tú”, donde el candidato tropical (Borges), llama “María, Juan o José” (nombres bíblicos), a los “beneficiarios” de las leyes encorbatadas de los aurinegros… cerrando el jingle, con “PJ piensa en ti y trabaja por la unidad” (¿?) ¿No es trabajo de todos? El guion recuerda aquellas campañas de “El Tigre” Fernández, que se iba a cenar a un rancho de un barrio caraqueño y después pasaba la noche con el lugareño. Estrategia que desplomó su candidatura en 1988, y ahora a los menos lucen pavosas y desentonadas. Un esquema de mascarilla, en el que se juega a ser más Chavista que Chávez, y que apela a cursilerías en momentos que el país sucumbe en hambre y violencia. Es por eso que líderes como Henry Ramos o Maria Corina, no luchan con un enemigo común, sino con otro en la mesa. Hay un tercer contendor que aparenta ser compañero, pero retiene la cochina y tranca el juego. Así la AN, queda cercada por el TSJ y engolosinada con leyes paraguas socialistas, donde el gobierno la tiene fácil para decir, ¡Ud. es un farsante.?..!
La guinda de la torta es el RR. Un evento fuera de tiempo que no garantiza ni transición, ni el cierre del ciclo Chávez. Una ruta electoralista y peligrosa, en momentos de emergencia impostergable. Y quien la propone, es el mismo que no cobró en 2013: Capriles. Una agenda paralela, que desvía la atención del verdadero estado de la cuestión: la URGENCIA histórica de adoptar un modelo liberal, democrático y republicano que no espera hasta el 2019. Un evento [RR], muy riesgoso por vulnerable; por ser abiertamente manipulable por el CNE, esto es, alterable. La AN recuperaría su peso político, ejecutando una ofensiva parlamentaria, realmente contundente y autónoma, que no dependa de otro poder del Estado. No agendas come flor. La Enmienda de recorte de período, es la políticamente correcta. Aun anulada por el TSJ, re-movilizará a la gente. La otra opción es decretar el abandono del cargo del Presidente. Abandono que no es ausencia física, sino dejadez, inacción, descuido, letargo, afrenta, indolencia, alejamiento institucional, y en fin, no cumplimiento de las facultades constitucionales del Presidente. Cuando Maduro amenazó con recortar el término a la recién elegida AN, violó el Art. 340-C, porque altera la estructura fundamental de la CRBV, violentando la voluntad popular establecida en los Arts. 3 y 5-C. El abandono de cargo decretado por la AN, le devolvería su carácter contralor.
La AN debe salir de su letargo y dar un paso al frente, distinguiéndose de aquellos que juegan al desgaste. Sí PJ quiere RR y resocializar a juro su imagen engominada, que lo haga sin cantar artilugios. La grave situación de Venezuela, no resiste camisas de fuerza disfrazadas de unidad. La gente votó por un cambio. Y el cambio será posible interpretando correctamente los tiempos, zafándose de un colectivismo que expiró. Los pepinos y las mascarillas, vendrán después…
@ovierablanco
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