El País se está africanizando aceleradamente y va rumbo al colapso. Si este régimen permanece en el poder algunos meses más, acabará con el país. De manera que hay que idear estrategias novedosas y creativas para salir de él, ahora que aún Venezuela es recuperable. Ya lo dicen los dirigentes del área agroalimentaria: pasarán años para poder recuperar plenamente la cadena de abastecimiento y tal como acontece en este sector igual debe ser en la industria, el comercio, la banca y los servicios. Claro que este proceso de recuperación tardará más si no tenemos, al momento del cambio de gobierno, un cuerpo de acciones específicas para la transición que reviertan el descalabro de cada sector e inicien la recuperación en forma inmediata y efectiva; pero también el retardo será mayor si carecemos de políticas públicas que guíen nítidamente la gestión de gobierno de manera sectorial en el mediano plazo. Podríamos tener ambas cosas, las acciones para la transición y las políticas públicas, pero si no tenemos una visión país, poco estaremos haciendo pues corremos el riesgo de perder el rumbo de largo plazo, como ya nos ha pasado en otros momentos de nuestra historia.
El momento es propicio para consensuar un gran acuerdo nacional sobre una visión compartida de país, entre los distintos grupos de expertos y las diversas organizaciones nacionales, que se han dedicado a analizar la problemática nacional que nos abruma hoy en día, pero que nos aqueja desde hace décadas, con la finalidad de proponer y contribuir a mejorar al país, a través de una nueva forma visualizar a la nación y de gobernar. Es crucial que definamos ahora el país que queremos dentro de 30 años. Que hagamos un esfuerzo para visualizar ese país de nuestros hijos y nietos que esté insertado en las grandes corrientes de desarrollo hacia donde se mueve el mundo, ofreciéndoles a los venezolanos de entonces oportunidades, progreso, realización, libertad y un entorno sustentable. Ese país que soñamos debe ser una construcción de abajo hacia arriba, en la que se oiga y se palpe el sentir de los ciudadanos y ello se traslade al papel, para que el documento que resulte, los validen los técnicos y los políticos, de manera que tenga la legitimidad de la participación.
Ya desde 2009 un grupo de ONG trabajó en las comunidades populares y en las urbanizaciones, oyendo las voces de la gente para construir una base de consensos que recogiera las necesidades aspiracionales de la sociedad venezolana de manera de poder elaborar un documento estructurado de visión compartida de país. Estas ONG se agruparon en una federación llamada “La Venezuela que Queremos Todos”, la cual sintetizó en 7 consensos este acuerdo básico de país. Toca hoy difundir estas propuestas, para que los diversos grupos técnicos, las ONG de políticas públicas, las universidades, las cámaras, los colegios profesionales, las asociaciones gremiales, las asociaciones de vecinos, etc; asuman el compromiso de discutir y validar estos consensos; incluso que los grupos de expertos trabajen en el desarrollo de una visión país, desde la perspectiva de su sector, de manera que se conforme un movimiento que avale este propósito, para luego ir a las instancias políticas con el fin de que el liderazgo que le toque gobernar a la nueva Venezuela tenga una visión moderna del país que queremos construir juntos.
De este adefesio de país que nos deja como herencia este régimen oprobioso, nosotros con una visión adecuada de largo plazo, con unas políticas públicas que guíen la gobernabilidad del país en el mediano plazo y con unas acciones puntuales de reconstrucción tomadas durante el período de transición, podemos hacer de Venezuela la envidia de América Latina.
Miguel Méndez Rodulfo