Las reservas morales y políticas del mundo entero están disminuidas. La muerte de Don Patricio Aylwin, expresidente de Chile inmediatamente después de los diecisiete años de dictadura pinochetista, nos ha afectado a todos cuantos creemos en la libertad y la democracia por encima de casilleros ideológicos. Mucho más a quienes tuvimos la fortuna de conocerlo personalmente. De compartir con él bastantes jornadas en Santiago o en Caracas y en otras capitales del mundo durante eventos internacionales de la Democracia Cristiana. Merecidos los homenajes recibidos en su patria. En la Concertación logró unir desde la derecha hasta la izquierda, ubicándose en un centro necesario sin oportunismos ni falsas posturas. Firmeza que nunca pudo confundirse con atropello y una prudencia que jamás significó debilidad o incertidumbre. Como cofundador de la Falange y de la Democracia Cristiana Chilena se constituyó en ejemplo y guía para muchos de nosotros que hoy lamentamos su ausencia. Trataremos de seguir siendo fieles a su legado, especialmente en medio de la crisis existencial que atraviesa nuestra querida Venezuela.
Pero debemos interrumpir estas reflexiones por la grave preocupación que genera el anuncio de la creación de unas Fuerzas de Acciones Especiales, por parte del M/G Vladimir Padrino López, a quien dedicamos la columna anterior con motivo de la anunciada operación Guaicaipuro 2016. Ahora no nos queda duda alguna sobre la intencionalidad de las instrucciones hechas públicas, que el Ministro de la Defensa y jefe del CEO pretende imponer a la nación venezolana.
Las premisas en que se fundamenta el instructivo en referencia son falsas en términos absolutos. No hay una guerra externa contra Venezuela. Ni Estados Unidos, ni la Unión Europea, ni eso que este señor repitiendo frases huecas del difunto y de la actual cabeza del régimen, de la oligarquía, de los ricos, de los empresarios de la ciudad y del campo. Ciertamente hay una guerra. Casi 30.000 asesinatos el año pasado y la miseria que azota a la población son señales inequívocas de lo que está sucediendo. Las cabezas del régimen, ahora con Padrino López ente ellas, son responsables exclusivos y excluyentes de la inseguridad, del hambre y la carestía, de la salud, del narcotráfico, de los problemas derivados de la corrupción y, por supuesto, de la violencia callejera. Mataron la Constitución del 99 y están liquidando progresivamente los restos de un ordenamiento jurídico que dejó de ser estable.
El ciudadano común está indefenso, pero se organiza para reaccionar vigorosamente ante lo que es otra dictadura más, a secas. Ni siquiera está ideologizada. Se trata de una plaga hamponil atrincherada en un poder que quieren mantener como sea. Se acerca el desenlace.
@osalpaz