Solo tomó un par de horas, después que el CNE finalmente reconociera su deber y entregara el formato de la planilla, para que los ciudadanos junto a los partidos de la unidad democrática, nos volcáramos a las calles a transitar esta ruta que constitucionalmente sacará a Maduro del gobierno y logrará de forma definitiva los cambios que reclama el país.
La rapidez con que se cumplieron y hasta quintuplicaron las metas de recolección de firmas es el resultado del repudio a 17 años de corrupción, nepotismo, controles abusivo y perversos que han originado deformaciones en nuestros sistemas económico, social y político, una escasez de alimentos, medicinas y electricidad que cada día se hace más insoportable, la inflación más alta del mundo (única de tres cifras), niveles de inseguridad solo comparables con los de países en guerra, lo que se traduce en la lucha constante de nosotros los habitantes de este país, por la supervivencia.
Las jornadas de recolección de firmas, fueron un claro mensaje para todos los actores políticos nacionales e internacionales, no solo de la voluntad, sino de la necesidad urgente de cambio que tiene el país.
Una opción real y un llamado improvisado, bastaron que para que se formaran largas colas en todas las comunidades, especialmente en las más humildes, pese a las amenazas constantes del régimen Se respiraba un ambiente de esperanza por un futuro distinto. El gobierno no contaba con la madurez democrática del pueblo venezolano, pensaba que todavía podía manipularlo e intimidarlo, pero ya la gran mayoría de los ciudadanos entendió que no hay más nada que perder, que a través de su firma, o su voto puede expresar su malestar e inconformidad con este régimen hambreador
Pero debemos estar claros, este es solo el inicio, no el final. Esta “victoria” es solamente un paso de un largo proceso en el que, sin duda alguna, enfrentaremos muchos desafíos y problemas causados por quienes se niegan a abandonar el poder; y peor aún, no hay garantía alguna de que Maduro acepte ir a un referéndum revocatorio, una vez cumplido todos los trámites exigidos.
La ciudadanía activa y la democracia participativa desempeñarán, como nunca antes, un papel muy importante en la definición del futuro del país.
Tenemos que mantenernos en las calles, pacíficamente, con fuerza, reclamando nuestros derechos, alzando nuestra voz ante los atropellos del régimen, ocupando los espacios que hemos conquistado, convenciendo a quienes todavía tienen dudas a pesar del desencanto con Maduro, y a quienes dicen que todo les da igual, acompañando a nuestros hermanos que más nos necesiten, presionando para que mejore nuestra calidad de vida, que tengamos servicios públicos eficientes, y defendiendo la justicia, la honestidad, la libertad y los demás valores democráticos.
Mantener las calles activas con optimismo y entusiasmo es lo único que nos garantizará que este proceso llegue hasta su fin con un contundente y verdadero triunfo del poder ciudadano.
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