El usurpador ofrece por sí mismo un ejemplo viviente de eso que se conoce en nuestro idioma como paradoja. El absurdo con apariencia de verdad.Puede ser al revés, la verdad que parece absurda, como en la paradoja hidrostática. Se apellida Maduro tiene más de 50 años y no sale de la adolescencia, es inmaduro.
Creo que una interpretación novedosa, ‘revolucionaria’, del artículo 227 de la constitución que establece como requisito para ejercer el cargo de presidente ser mayor de 30 años, permitiría removerlo del cargo afirmando que, aunque cronológicamente los haya pasado, mentalmente no los ha alcanzado, ni resulta posible que los llegue a alcanzar. El texto constitucional solo dice “mayor de treinta años” y la interpretación tradicional burguesa ha sido que se refiere a la edad cronológica, como se emplea en el código civil para definir la mayoría de edad, o la que habilita para contraer matrimonio.
Son muchas las manifestaciones del usurpador que pueden alegarse como demostraciones de no haber alcanzado la madurez a la que suelen llegar los hombres cuando cumplen treinta años. Puede afirmarse que cuando ‘el constituyentista’ la fijó como requisito para ejercer la presidencia y no los 29 o los 31; su intención fue que la presidencia la ejercieran personas maduras; y que constituye una interpretación válida del texto constitucional que cuando el legislador (en este caso la asamblea constituyente) fijó 30 años no se refería únicamente a la edad cronológica, sino también a la madurez mental.
El decreto por el cual pretende que sus ministros no pueden recibir un voto de censura que implique su remoción, cuando el numeral 10 del artículo 187 de la constitución que establece las facultades de la asamblea dice “dar voto de censura… a los ministros…por las tres quintas partes…implica la destitución”, no puede ser sino el resultado de: 1) incapacidad de distinguir entre sus decretos y la constitución, inmadurez intelectual o 2) inmadurez emocional, el adolescente que coge una rabieta y le cae a patadas a las paredes.
Hay otras señales de inmadurez, muchas, pero esa de llamarse ‘hijo de Chávez’ es muy llamativa, porque además del absurdo, otra paradoja, que significa la paternidad con apenas 8 años de diferencia, parece que es contagiosa porque por ahí andan varios generales con el mismo canto de ser ‘hijos de Chávez’.
Caracas, 5 de mayo de 2016