El próximo domingo es el Día de la Madre. Segundo domingo de mayo, mes de las flores y de la virgen. Este día tiene un significado especial para todos, por tratarse de honrar al ser que nos dio la vida, ese ser que nos marca el camino, que nos acompaña incondicionalmente, que logra sanar las heridas, que escucha y aconseja, que te cuida cuando estás enfermo, que vela tus sueños y te arropa cuando sientes frío, que te colma de bendiciones y que te encomienda a Dios todos los días de su vida.
Este año no hay regalos para las madres, porque en el marco de la celebración de la festividad, se cierne una nube gris en Venezuela: la situación de crisis que atraviesa el país y que afecta, sobre todo y fundamentalmente a las Madres venezolanas. Se trata de una crisis que padecemos hace más de 17 años y que se encuentra en la actualidad en su momento cumbre, en su apogeo. En este orden, las madres venezolanas no importa su condición, ni clase social, solteras o casadas, encarceladas o en cualquier situación, aguantan estoicamente humillaciones y vejaciones diariamente. Mendigan, perdiendo su condición de ciudadanas y convirtiéndose en siervas de quienes se creen dueños del país, ante la desesperación por conseguir los productos de la canasta básica: leche, pan, huevos, harina, pasta, arroz para así poder alimentar a sus hijos. Viven y padecen un viacrucis, mercado tras mercado, al punto que hasta para conseguir pañales muchas cargan a su bebé como prueba irrefutable de su necesidad y aún así les piden partida de nacimiento, de manera que allí en plena cola y frente a la miradas de todos, amamantan y esperan tener suerte con el favor de Dios, de conseguir lo que buscan y poder pagarlo.
Así es como dentro del marco de esta situación recordé a las madres, pero no solo a la propia, sino a todas aquellas madres de este país, aquellas que nos rodean, la del empresario y las de escasos recursos, la del trabajador incansable y la del reposero, todas en general merecen ser reconocidas y aplaudidas por su esfuerzo y dedicación por su entrega y su sacrificio, sobre todo en estos tiempos.
Y recordando cómo estaba también pensé en las madres de los políticos, fue así como de cara al mundo recordé a la madre de Obama, la de Hillary, la de Dilma y hasta la de Trump y de cara a lo interno, pensé en la de Henrique, la de Leopoldo, la del Difunto, la del Picure, la de Diosdado y finalmente en la de Nicolás.
Reflexionando me doy cuenta que no hace falta que sea el Día de la Madre para acordarse de las progenitoras de los políticos, ya que estos recordatorios maternos dependen en mucho del lugar, animo y circunstancias por las que atraviese la gente, de la crisis, eso nos invita a recordarlas de manera permanente. Pero lo importante resaltar aquí es lo que genera el recordatorio a lo interno, porque no existe situación más aliviante que acordarse de ellas, ya que se trata de una experiencia liberadora y catártica, que nos brinda, calma, tranquilidad, control y bienestar; además de producir una sensación analgésica de efecto inmediato, de calma y paz interior, que nos ayuda a elevar el nivel de autoestima y nos brinda confianza y seguridad en nosotros mismos, puesto que recordándolas, los venezolanos nos relajamos y drenamos, manejando la situación que padecemos a través de la expresión y alejándonos momentáneamente de nuestro estado zen exaltamos nuestro lado diabólico y nos relajamos.
Porque es que no existe sensación más agradable que hacerles la ralla a los culpables de tanto agravio y agresión. A los verdaderos responsables de llevar las riendas del país, de la escasez, la inseguridad galopante, el alto costo de la vida, el enriquecimiento ilícito y la lucha por el poder en sí mismo, al punto que han convertido a un país rico y pujante y el mayor productor de petróleo del mundo, en un desierto sin vida, ni futuro. Se lo merecen, se lo han ganando a pulso después que han armado el total desmadre en el que nos encontramos hoy en día. Este recordatorio más que un insulto a los políticos responsables, es un exhorto a que vayan e incomoden a su propia madre en la misma intensidad en que lo hacen con el pueblo, porque en justicia así debe ser, aunque sinceramente, en algunos casos se siente compasión por aquellas que no tienen la culpa que sus hijos se hayan dedicado a la política y hayan mentido y engañado a todo un país sin conmiseración alguna.
Madre es madre dice el dicho, madre solo hay una. Inculcar y sembrar valores y principios como lo son la justicia, el trabajo, la humanidad y la solidaridad, es un trabajo de formación de hogar cuyo peso especifico recae sobre las madres: Por eso, parte de la responsabilidad de lo que son sus hijos, depende de la crianza, allí es donde el peso recae sobre sus hombros irremediablemente. A veces es difícil de entender, como justifican el accionar de sus hijos, me pregunto y les pregunto: Alguna de ustedes ¿madres de familia, pueden dormir en paz sabiendo la situación de inseguridad que atravesamos cuando sus hijos no están en casa? Alguna de ustedes ¿puede estar tranquila consciente que mañana no sabe que comerán sus hijos? Alguna de ustedes, madres de familia ¿puede estar tranquila al no conseguir los medicamentos que su hijo necesita para palear su enfermedad?.
Pienso que mujeres de hierro, aguerridas y valientes como somos las venezolanas, como leonas defendiendo a sus crías, madres hechas esclavas comenzarán muy pronto a liberarse de la sumisión y las cadenas cuando al fin perciban a conciencia la intensidad de su furia, su rabia, su angustia y la desesperación diaria que padecen, sentimientos que acumulados con el pasar del tiempo corren el peligro de convertirse en una bomba de tiempo, en un huracán devastador para proceder entonces al rescate del amor propio y la dignidad con el fin de regresar a su condición de seres humanos en pos del rescate de nuestro país con una sola meta: convertirlo en uno hermoso, rico y prospero.
Feliz Día de las Madres a todas!!!! Fe y Esperanza!!!! Que Dios me las bendiga!!!
MARIA AUXILIADORA DUBUC
@ mauxi1