Casos de pobreza extrema y necesidad se encuentran en las habitaciones colectivas del hospital Luis Razetti de Barcelona.
La salud gratuita es un mito para quienes durante su estadía en este centro de salud público deben comprar medicamentos, soluciones, comida e incluso el material de limpieza para mantener aseada su habitación.
“No es gratis tener a un familiar aquí, y quienes venimos es porque no tenemos plata, para una clínica o un seguro y de todos modos gastamos y parimos a diario dinero que no tenemos”, dijo Rosángela Monasterio, quien tiene a su papá recluido en el hospital desde hace cerca de tres meses.
Carlos Jiménez, quien se encuentra en el mismo piso, a la espera de ser operado de las piernas, se quejó de las muchas deficiencias del hospital y aseguró que ahí solo tienen el cuarto y a los médicos, porque lo demás deben comprarlos ellos. Afirmó en su mayoría, son personas de muy bajos recursos.
Comentó que incluso los pacientes deben encargarse de la limpieza de sus habitaciones porque hay muy pocas camareras y no tienen material para trabajar.
El joven, que se encuentra en silla de ruedas, explicó que Jesús, uno de sus compañeros de cuarto, quien es un hombre de la tercera edad, se encarga de barrer, porque tiene sus piernas sanas, (su lesión es en un brazo), mientras él exprime el coleto y ayuda a limpiar desde su silla.
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