Una denuncia de fuentes internas llamó la atención sobre el caso. Los pacientes en la Clínica Popular de Catia, creada por Chávez y perteneciente al IVSS, no están muriendo como en otros hospitales, pero sí sufren las consecuencias de la falta de insumos, publicó Venezología.
Sin embargo, cajas de medicamentos se encuentran en los pasillos y baños. Cada día entran insumos que luego, según indicaron, desaparecen. “No hay órdenes de compra, no hay facturas, y todo lo hace la dirección”. Desde 2012 la directora del centro es Yleana Alford, la principal responsable de todas las compras que se hacen en la institución.
El caso
Las compras, por las fotografías de las cajas hacinadas, parecían estar haciéndose sin control. Documentos conseguidos después de un mes y medios de investigación, develaron que no solo se hacían de manera incorrecta, sino que también había ilegalidades en la forma y fondo.
De las empresas a las que se les pide presupuesto, una pertenece al entorno de Alford. El representante legal es su esposo Héctor Córdova, que también trabajó en 2012 en la Clínica Popular de Catia, pero nunca cotizó. El director de la empresa, el Sr. Douglas Sánchez, está dentro de los círculos de amistades de Córdova. La triangualación perfecta para un guiso millonario.
La empresa, de nombre JARANZ, le vende a una llamada Mercantil Puma, que a su vez, le vende a la Clínica Popular de Catia. La directora “paga y se da el vuelto”, sin ningún tipo de control.
La empresa Mercantil Puma en realidad vende aceites de motor, pero a la institución del IVSS le vende hasta anestesia. JARANZ no solo es la combinación de los nombres de la hija de Alford, sino que también está ubicada en su residencia.