Luego que el Senado de Brasil sacó a Dilma Rousseff de su silla para ir a juicio político por corrupción, Maduro de inmediato (muy intimidado) sale con un madrugonazo tipo tozudez, alegando supuesto golpe de Estado que según viene de la derecha colombiana, de Estados Unidos y más allá de la brutal capacidad imaginaria que él nos tiene acostumbrados a no asombrarnos y decreta un Estado de Excepción, el cual ni en Gaceta Oficial ha salido.
Al anunciarlo se cayeron las redes sociales con tal noticia que a mi juicio para los más eruditos no debieron escandalizarse. Venezuela tiene 17 años en excepción. Innumerables veces, son las excepciones que el país ha tenido. Recordemos a Chávez cuando denunciaba magnicidios, golpe y auto masacres, expropiaciones y detrás de él, sus poderes jalando mecate como la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que salía con rodillas en tierra a acompañarlo entre disfraces, armas y panfletarios mensajes que volaban como papelillos para ordenar alboroto en sus esquinas calientes.
Cada mes con Chávez, yacía en las aceras venezolanas inocentes por la creación del hampa como estrategia para atornillarse en el poder; hoy esta historia que se narra es la misma solo con dimensiones más alarmantes. Misiones tras misiones sin frutos positivos sino hambre de caudillo con sed de venganza y aprovechamiento ilícito que usó como mapa estratégico muy bien planificado para corromper y delinquir a través de negocios bajo el amparo de la corte celestial que actualmente es la misma que secunda al ilegítimo presidente quien no ganó las elecciones del año 2014 y que venezolano no es. ¡Harta historia conocida y escondida por algunos ajenos a Miraflores!
¿Por qué Venezuela tiene amnesia? Es que acaso olvidaron lo primero que hizo el finado cuando tomó la silla de Miraflores: armar colectivos, crear el fenómeno de la corrupción y el pranato que hoy, 17 años después, hace temblar a la tierra y sus ciudadanos por bochornosos escándalos y por la alta tasa de homicidios. Será, que por comodidad e interés alguno, unos cuantos disidentes de este régimen, ¿se les borró de sus mentes las hordas de Lina Ron y sus motorizados en acciones criminales y vandálicas?
¿Dónde dejan a los círculos bolivarianos que hoy prevalecen con mejores infraestructuras, trajes y armas. Por qué pasar por alto ‘cual reposo de guerrero’, las bandas de Luis Tascón, Elías Jaua, Freddy Bernal, Tareck El Assaimi, Iris Varela, Diosdado Cabello, José Vicente Rángel, entre otros? ¿Cuál será la piedrita en el zapato que tienen algunos para no salir de la ceguera?
Sin tener mucho que analizar, esta táctica de ‘como sea’ atemorizar y radicalizar la revolución, tiene una suprema lectura, ir por lo que no han podido robarse como puede ser a corto plazo, Empresas Polar, inventarios de otras industrias privadas; restringir nuestros ahorros, el obligar a vivir con una moneda que no vale nada. Dejarnos sin nuestras propiedades y qué horror, apagar las voces de auténticos luchadores por la liberación del país. Atenta Venezuela, un secuestrado de guerra más en las mazmorras del finado, es para estallar.
Este nuevo Estado de excepción, es obvio que no es para proteger al pueblo, es para sostenerse Maduro en la violencia, el caos, la anarquía y no haya salida alguna como el revocatorio u otro mecanismo constitucional que conlleve al reflorecimiento de la tan castigada Venezuela.
El país está claro que tanto el referendo revocatorio o iniciativa como la constituyente son Derechos Humanos que el gobierno forajido no puede impedir ejercer con tal decreto. También esta excepción tiene otra connotación, la de continuar silenciando los miles de crímenes que llevan sobre sus espaldas, los escándalos de blanqueo de dinero por estafas agravadas, por narcotráfico incubado por Chávez con anuencia de la farc y de más senderos luminosos de células guerrilleras del mundo. En este mismo sentido, otros escándalos son los que ya Papeles Panamá asomó y están engavetados por periodistas por temor a no ser señalados de traidores por salpicar la imagen y honradez de personajes de la oposición inmersos en actos de estafas y fechorías.
Se le suma otra cosa más bizarra a la ‘excepción’, confirmar que Maduro y su compañía de colaboradores son los amos del poder aunque grite, llore y patalee María Magdalena. Para la familia presidencial, la reciente Cumbre en Concordia, donde Luis Almagro, Secretario General de la OEA consideró activar la Carta Democrática por grave situación política y humanitaria que vive Venezuela, les importa muy poco por ese poder que los envilece. Pero tan mal están que marean con más violencia. Una verdad sin medias tintas, aunque el tiro que piensan disparar puede ser culata para ellos.
Ante la ética de la urgencia país, desde un periodista hasta un ciudadano que sepa una verdad indetenible no la puede silenciar. Esta gente se esconde en los subterrráneos del palacio blanco, en túneles a todo lujo muy a lo bunker como ratas para no ser exterminadas. Para prueba un botón, cuando salen de esa guarida, van acompañados de un séquito de guardaespaldas cubanos, rusos e iranies. Se hacen además, los musiúes con el nuevo bufete de los narco-sobrinos.
¿Qué está pasando? Es la pregunta que se hace el 80% de los venezolanos que no quieren este sistema de gobierno. En algún momento, ante una implosión sin precedentes, habrá que ofrecerles respuesta del por qué el sostenimiento, la complicidad y la complacencia que demuele la fuerza y el alma libertaria por esa Venezuela diferente que reclaman y ansían.
Estemos claros, hay una Venezuela grande en números que se resiste a sobrevivir y acostumbrarse a padecer hambre y expropiada de su libre albedrío y expresión. Nos excluyeron del mundo, destruyeron índices creíbles, saquearon el país, se enriquecieron. Ahora hay que pagar sus fiestas y piñatas con justicia. Ojalá no sea tarde y la barca no se quede sola porque alarma cómo están huyendo los venezolanos ante la ignominia y la indiferencia.
Venezuela es un país desfalcado, sin vida y sin paz. Somos escasez de todo por una suma de sucesos incalculables que ha conllevado a una crisis insostenible. Su gente quiere ver luz al final de donde sea con cuentas claras de lo que le han arrebatado. En los últimos días, en la calle han exigido se les devuelva lo que descaradamente tiene el régimen y sus testaferros en cuentas de ahorro de bancas como en Andorra, Suiza, Panamá y Estados Unidos.
Mientras Maduro ordena tomar plantas y encarcelar empresarios por el Estado de excepción, el pueblo delira, aunque llueva, truene o relampaguee, botarlo de su silla ya. ¡Con o sin estado de excepción salidas hay, aunque Miraflores en pleno se niegue a medir e irse!
Publicado originalmente en Con La Oreja Roja