El terruño del venezolano es el espacio natural, la comarca, el recuerdo donde se escuchan las primeras nenias del padre y de la madre, donde nos conocemos todos, nos alegramos por los bautizos y nos entristecemos por lo lutos. Es, de alguna manera, el espacio extraordinario que nos hace sentir la venezolanidad. Este terruño -Venezuela- ha venido sufriendo dentro de la grave crisis creada por venezolanos diferenciados, amarrados a una concepción ideológica primitiva, violenta, comprometida con constructos distintos a los del país una situación, que los llena de crueldad y desarraigo frente al terruño venezolano proponiendo desgraciadamente el conflicto. En especial el conflicto social.
El conflicto social para el año 2016 está planteado por la contradicción entre la continuidad militarista y el cambio democrático. Esta cruda y delicada realidad debe alertarnos a los venezolanos para definir y proponer una conducta que aprendimos, que dominamos quienes sabemos que democracia es la Nación o patria de la vida civil, es decir, la negación del caudillismo militarista y la presencia del militar y lo militar. El militar y lo militar como contrario al desenvolvimiento de una Nación que está harta de seudo-liderazgos que se hacen valer por medio del plan de machete, la peinilla o las bocas de fuego, creyéndose que tienen la razón y olvidando el concepto extraordinario del significado del terruño y la nacionalidad.
Es decir, son esos bárbaros, supuestos políticos, que no entienden la política como un proceso de construcción sino que le asimilan a la guerra. Salvajes, primitivos, indecentes que no terminan de comprender que la política es el arte del acuerdo y la construcción, que se distancia profunda y totalmente de la guerra que es la destrucción. La política demanda del sano juicio de la civilidad y de la convicción de que por la vía ciudadana se pueden conseguir, de la mejor manera y a menor costo, las posibilidades del desarrollo de un país. Ese país es el que tiene que ser construido desde la base del terruño pasando, por Nación como patria de la política a partir del 6D.
El 6D es una expresión de los venezolanos que amamos nuestro terruño, que somos capaces de recordar que la patria es mayor que cualquier concepto político, que Venezuela es como sociedad amor vivido y compenetración entre todos los venezolanos, que por diferentes y diversos, nos merecemos respeto. Lo acontecido el 6D es una expresión venezolanista, cívica, definitiva y contundente. Simplemente se define como: la necesidad de un cambio político categórico.
Los venezolanos, la mayoría democrática, vamos a defender nuestro terruño, nuestras tradiciones, nuestro amor vivido, nuestro gentilicio y lo haremos contra un grupo de asaltantes del poder que nacen del golpe de Estado, de la desgracia militarista que ha venido ensombreciendo la historia política, económica, social y ética de Venezuela. La perversión militarista y caudillesca que hoy pretende hociquear a Venezuela desconoce la ética, la confunde con la moral, y no sabe por ignorante que la ética constituye como valor una energía capaz de cualquier realización, en especial de la política, y es por que ello que aunque griten, vociferen y hasta insulten, la respuesta ética del venezolano atada a su extraordinaria noción de terruño, será capaz de generar el cambio para reinstalar la democracia.
Reinstalar la democracia como cambio significa que los venezolanos amantes de nuestro terruño hemos dispuesto ejercer la participación contendiente. Léase emplear parte de nuestro tiempo y de nuestros recursos, pero además un compromiso ético. Compromiso ético para contener a los bastardos que han invadido a Venezuela, que pretenden practicar la política sin entender qué significa y obviando, por primitivos, que la ética como energía es una fuerza que crece, que hace posible que los pueblos se separen de sus malos ciudadanos pervertidos por ideas contrarias al gentilicio propio del venezolano que hoy en 2016 tiene clara la idea y decisión del Referéndum Revocatorio.
Reinstalar el cambio significa que abrazados de la constitución, no la que se enseña sino la que se lee, interpreta y se cumple, haremos válido el artículo 72. Ese artículo nos conducirá al artículo 2, en especial su última línea en la cual aparece y se asienta por parte del Poder Constituyente y el Poder Constituido el concepto de ética y pluralismo político. Más claro imposible, los demócratas amamos el terruño, los demócratas creemos en la Nación como patria civil, los demócratas votamos el 6D para un cambio político que debe ser entendido como categórico y que no habrá absolutamente nadie que lo detenga. El actual régimen fue revocado el 6D y ahora hacemos los trámites para conseguir entre ocho y diez millones de votantes para desplazarlos del poder por ineptos e incapaces.
Por ineptos e incapaces, Nicolás Maduro y su gobierno están en su proceso revocatorio, y este proceso revocatorio es simple y llanamente indetenible. Revocar o Revocatorio, Nicolás Maduro, significa dejar sin efecto, hacer retroceder, deslucir o pintar de nuevo. Es decir, los venezolanos amantes del terruño, conscientes de la noción de patria civil, definitivamente en contra del caudillismo, el militarismo y la militarización de la política y la sociedad, estamos haciendo lo que la historia de un pueblo decente demanda, revocar a este régimen que no cumplió con su legitimidad de gestión y por lo tanto es necesario reinstalar la democracia.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMAchillandaP