Conscientes de las muy publicitadas amenazas ambientales que padecen las abejas mieleras, que han reducido sus poblaciones en todo el mundo, siete hoteles de San Francisco han instalado colmenas en sus propios tejados. AP
El esfuerzo de sostenibilidad también beneficia a los hoteles, pues las abejas producen miel para cocteles, comida y tratamientos de spa. Es el más reciente de una serie de programas ambientales en cadenas de hoteles, que incluyen inodoros de bajo consumo de agua y programas de reciclaje.
“No se trata de ganar dinero, sino realmente de crear conciencia sobre la sostenibilidad”, dijo Melissa Farrar, portavoz del hotel Fairmont en San Francisco. “No hay una sola solución, así que queríamos hacer algo de nuestra parte para ayudar. Forma parte de un esfuerzo más grande para ayudar al planeta”, agregó.
Farrar dijo que las cuatro colmenas en el jardín de azotea del hotel alojan unas 250.000 abejas que producen alrededor de 450 kilos (1.000 libras) de miel al año.
Los organizadores dicen que los hoteles son un lugar ideal para poner las colmenas, pues la mayoría tienen espacio disponible en la azotea y son lo suficientemente altos como para alejar a las abejas de los peatones en las calles.
El Hotel Clift de San Francisco tiene más de 370 habitaciones, pero sus 10 colmenas son un hervidero de actividad: alojan cientos de miles de abejas. La mayoría de los huéspedes ni siquiera saben que están ahí, pero los frutos de su trabajo son evidentes en los cocteles y la comida.
El hotel usa la miel para una bebida llamada The Peerless Purple, combinándola con lavanda y ginebra. Adereza su ensalada de sandía con queso de cabra y miel impregnada de lavanda.
La tienda de regalos del hotel Fairmont vende frascos de miel, pero también la usa en su bar, donde ofrece cerveza con miel. En el hotel W hacen helado de miel.
Colocar colmenas en hoteles no es algo nuevo, pero la campaña está ganando fuerza cada año.
Las primeras colmenas de la cadena Fairmont fueron construidas en 2008 en los hoteles de la compañía en Toronto y Vancouver, en un esfuerzo para luchar contra el llamado Problema de Colapso de Colonias (CCD, por sus siglas en inglés). Desde entonces, se han instalados decenas en hoteles Fairmont desde Seattle hasta China y África.
En seis hoteles de San Francisco el hombre que atiende las colmenas es Roger Garrison, un camarero del hotel W que se volvió apicultor. En el Clift, Garrison ordenó las colmenas de tal manera que parecen rascacielos en miniatura que imitan el panorama de la ciudad en los alrededores, con la cúpula dorada del Ayuntamiento a lo lejos.
A veces el trabajo es indoloro. “La mayoría de las veces es solo abrir las colmenas y todo tiene un orden perfecto”, afirmó.
Otras veces, no tanto. Las abejas lo pican casi a diario. “Es como tomar una vitamina diaria”, dijo.