La periodista Iraní Acosta titula una acuciosa nota suya publicada en www.lapatilla.com com ¿Quién tiene más huevos? en una comparación sobre los precios de los huevos y el salario mínimo en algunos países latinoamericanos. Hemos extendido la muestra para complementar sus alcances y dibujar el subyacente económico y social que refiere esa comparación de precios y salario. De esa manera, el curioso título, me ha permitido evaluar económicamente, en un sencillo análisis de costo-beneficio por qué los venezolanos se han quedado con pocos huevos así como con pocos dólares, recordemos que el huevo es la fuente más económica de proteínas del reino animal.
La Lic. Acosta, compara el poder de compra del venezolano respecto a otros países de Latinoamérica con un sencillo uso de matemáticas muy simples pero que permite observar en mayor profundidad lo que estaría ocurriendo en Venezuela país donde solo se pueden comprar 370 huevos por un salario mínimo y de allí deducir las consecuencias socioeconómicas que en el venezolano ha causado la vertiginosa velocidad del empobrecimiento impuesto por un gobierno que no lava ni presta la batea, no hace ni deja hacer, y corre un modelo socioeconómico empobrecedor.
Sabemos que el venezolano, bajo el impacto de una pavorosa hiperinflación -que se acerca a 1000% anualizada- con una escasez y racionamiento en 82% de los bienes de la canasta básica y con una economía que se contrae severamente, -según mis estimaciones en (-14 a -17%) este ano- generado ambos fenómenos por un déficit fiscal insostenible y de balanza de pagos que reflejan la crisis de pagos del Gobierno en bolívares -no inflacionarios- y la crisis de pago en dólares para servir la deuda e importaciones, causada por la caída de la producción de petroleo -descapitalización de la industria petrolera- y la caída de los precios del petroleo, en un entorno de grotesco crecimiento del gasto público sin que la economía pueda producir el ingreso que pueda pagarlo y cuyo déficit termina siendo monetizado masivamente por el BCV, convirtiendo en añicos el poder de compra del salario.
La Lic. Acosta, al observar la demanda de huevos en Latinoamérica, descubre que el salario mínimo venezolano apenas compra una décima parte de los huevos que en promedio demanda el latinoamericano. Veamos los detalles y los respectivos gráficos a continuación. El simple ejemplo ilustrado en las infografías muestra el número de huevos que compra el salario mínimo venezolano comparado con varios países latinoamericanos, -muestra a la cual agregamos Estados Unidos- para que la comparación se hiciese aún más visible, no solo de Venezuela, sino respecto los países latinoamericanos en la muestra, con el país que menos consume huevos -Venezuela- con el que más consume, los Estados Unidos.
Esa constatación nos permite medir dos cosas, el grado de empobrecimiento del venezolano respecto a Latinoamérica, y que evaluamos en dos niveles pobreza extremas (55% hasta alcanzar un nivel de 75%) que vive en pobreza general, medida según la distribución del salario mínimo y su poder de compra para obtener los alimentos, medicinas y otros bienes que garanticen, por lo menos, su sobrevivencia.
Un segundo aspecto, derivado del primero se observamos en este ejemplo a través del consumo de huevos, es la calidad de alimentación que hoy sirve al venezolano medida por el salario mínimo, conociendo que la Canasta Básica (CENDAS) requiere de 7 salarios mínimos -incluido el bono alimentario- y una Canasta Alimentaria que se consume 5 salarios mínimos. Por salario mínimo comprendemos el salario mínimo per se mas el bono alimentario, con la acotación que el salario mínimo es menor nominalmente al bono alimentario, lo cual permite afirmar que aquellos venezolanos que no reciben bono alimentario, sus niveles de subsistencia son absolutamente precarios.
Una segunda acotación viene dada por el hecho que el salario mínimo y el bono alimentario solo lo reciben los venezolanos en condiciones y reglas laborales en el mercado formal, recordando que la mayor parte de la población se mantiene en el mercado informal, una enorme mayoría de estos no reciben ni salario mínimo ni bono alimentario, lo cual refleja una situación de emergencia humanitaria por hambre, que se puede observar en la calles de las ciudades en bolsas de basura abiertas por venezolanos que no generan ningún ingreso. La revolución llego finalmente a sus casas, racionamiento y escasez, hiperinflación -incluyendo el índice de “precios bachaquero”, sin posibilidad distinta al crimen para obtener algo de ingreso.
Queda una primera conclusión de esta revisión de los ingresos familiares por salario mínimo y bonos lo que explica el crecimiento exponencial de la pobreza crítica en estos últimos años, particularmente desde 2012 cuando Venezuela entre en crisis de pagos, por un déficit r fiscal superior al 33% del PIB y una crisis de balanza de pagos con una economía que se está comiendo las joyas de la corona, el oro monetario, el componente no liquido de las reservas. La caracterización de Venezuela como de emergencia humanitaria alimentaria y de salud, para no extender el drama social a otras áreas, aun no mide la velocidad de empobrecimiento que hemos acotado arriba.
Esa situación de empobrecimiento permite reconocer el enorme y grotesco crecimiento de la inseguridad, el crimen, el cual masivamente responde a la calidad de ese empobrecimiento en la cual vive la población juvenil venezolana y que es ampliamente visible en las calles y barriadas como barrios consolidados, pero hoy incorporadas a las áreas de pobreza rampante.
Volviendo a nuestros huevos, el trabajo de la Lic. Acosta elabora una consideración absolutamente pertinente dado que compara la cantidad de huevos que el venezolano potencialmente puede comprar con su salario mínimo, en relación a sus pares en el continente, agregando que el huevo es la fuente de proteína más barata del reino animal, con lo cual se puede concluir que el déficit de proteínas del venezolano se encuentra a nivel de tragedia.
Las conclusiones que veremos más adelante pueden extenderse a otros rubros, cárnicos, lácteos, y vegetales, donde se encuentran las proteínas de mayor costo-beneficio y la imposibilidad de ser incorporadas a la dieta del venezolano con salario mínimo -75% de la población laboral. Esos números nos indican una realidad, si se quiere dantesca, muestra la velocidad de empobrecimiento que destruye la alimentación básica de los infantes, lo cual los coloca en una situación de elevada precariedad en salud, dado que la carencia de proteínas y mala alimentación en infantes ocasiona directamente la perdida de la visión, una cierta epidemia de ceguera por malnutrición, un fenómeno que se ha mantenido en Cuba durante décadas dado el racionamiento alimentario y la malnutrición y que eventualmente ya está ocurriendo en Venezuela. Ese fenómeno que por cierto fue investigado en su momento en Cuba bajo la responsabilidad del gobierno cubano, por un médico venezolano, ya podría estar dándose en Venezuela dado el infante venezolano de hogares de pobreza ya se encuentra está caminando la misma historia.
Así se tiene que alrededor del 75% de los venezolanos menores de 5 años de edad hasta los diez años, muestra ya señales de malnutrición, lo cual los afectará toda su vida condenados a nutrir contingentes humanos no aptos para el trabajo productivo y sin posibilidad alguna de progreso material, lo que los condenara a mantenerse en la pobreza por el resto de sus vidas; mientas que aquellos que no entren en las estadísticas, la mortalidad infantil, se encargara de ellos dado los elevados niveles de malnutrición y enfermedades epidémicas naturales de esos ambientes que pobreza va destruyendo.
A ello se agregan enfermedades epidémicas exterminadas en el pasado hoy de vuelta que nos avisa de ese fenómeno socioeconómico y de salud pública ha regresado a las estadísticas venezolanas de mortalidad infantil dado que no podrían sobrevivir la actual catástrofe socioeconómica. En conjunto, los que sobrevivan tampoco estarán aptos para enrolarse en los sistemas de educación, con lo cual la posibilidad de mejoramiento socioeconómico les está desde ya vedada, el outlook de la sociedad venezolanas en el futuro cercano se ha africanizado.
No es exagerado anunciar que más de la mitad de la población venezolana se encuentra en, los niveles de emergencia humanitaria, similar a lo que ocurre a una vasta porción de habitantes en África Septentrional y alguna población centroamericanas, bajo ayuda humanitaria, situación que empuja a los más jóvenes a caminar desde sus países a la frontera mexicano-americana con la esperanza que en condición de ilegales les permitan trabajar – o someterse al narco tráfico- sostenerse y desde allí mantener sus familiares en sus países. Venezuela ha pasado, aunque parezca increíble ya a esos niveles de necesidades económicas. La revolución bolivariana nos trajo consecuencias no intencionadas, y sorpresas, o si se quiere, el resultado de propósitos políticos, que han creado un ambiente económico incapaz de generar formas y economías que incorpore al trabajo y a una vida útil al ciudadano de bajos recursos, al convertirlo en servil del Estado y la Revolución.
Este ejemplo del consumo de huevos, que la Lic. Acosta genera con el título Quien tiene más huevos, lo hemos extendido para un análisis económico de costo-beneficio sencillo que nos diga el grado de empobrecimiento y la posibilidad del venezolano de ser mañana un ciudadano útil a su país, y no caiga en las estadísticas del crimen y excreción de su hábitat natural.
Finalmente, veamos por un momento la demanda por huevos, en esta comparación de dólares y huevos. A primera vista se observa la calidad de la alimentación en Venezuela, recordemos que el huevo es fuente de proteínas animales menos costosa en el mercado latinoamericano, y en el mundo en general. El cuadro muestra que la demanda por huevo por salario mínimo, su el venezolano gastase la totalidad del salario mínimo, daría un consumo de 0.25 de huevos por cada venezolano en una familia de 4 personas por día; en Argentina serian 2 huevos por persona con una familia del mismo número de personas.
Ud. amigo lector puede calcular el número de huevos que se come su hermano si por razones de violencia pobreza y gobierno decidió emigrar a Colombia, Perú, USA., Panamá, Costa Rica, etc…como puede ver se está comiendo sus huevos. El grafico muestra la cantidad de huevos que compra cada salario mínimo, y en agregado le permite a Ud. calcular por sí mismo cuantos huevos Ud. come diariamente, que calidad de alimentación Ud. mantiene, y sus hijos se van bien alimentados a la escuela, y acá no importa en nuestro caso si es clase media, media baja, pobre o pobre crítico.
Alexander Guerrero
@alexGuerreroe
www.alexanderguerrero.com