“Indolente: Insensible, que no siente el dolor”. Así conceptualiza el diccionario de la Real Academia española esta palabra de tan solo 4 sílabas que hoy por hoy describe a la perfección la conducta de quienes llevan las riendas de Venezuela; y que sin “afectarse o conmoverse” ven morir a nuestros hijos, ya sea por falta de medicamentos o a consecuencia de una bala malintencionada.
“Indolencia”, término que salió del diccionario para convertirse en el accionar sistemático de un gobierno que nos tiene aguantando hambre y lágrimas; que prefiere ver a los niños sufrir, antes de dejarse ayudar. Como ocurrió con Oliver Sánchez, ese angelito de tan solo 8 años de edad que batalló durante 7 largos meses para superar el linfoma no hodgkin que padecía, con el desabastecimiento de medicamentos a cuestas. Una tragedia que está acabando con la vida de miles de venezolanos, ante la mirada ciega y desinteresada del Presidente. ¡Falta de voluntad!
En febrero de este año vimos como Oliver participaba activamente en una protesta contra la crisis de salud. Con un cartel que decía “Quiero curarme, Paz, Salud”, imploraba por su vida, sin saber que ya su destino estaba marcado por la miseria de quienes están al frente de esta mal llamada revolución. ¿Cómo no indignarse, cómo no llenarse de tristeza ante este lamentable final?
Al igual que Oliver, otros pequeños han visto coartada su vida por la ineptitud, el desinterés y la maldad de este gobierno. Como Santiago Riera quien falleció de cáncer el jueves 26 de mayo en el Hospital de especialidades pediátricas de Maracaibo, en el estado Zulia, luego que su familia intentara conseguir el tratamiento a través de las redes sociales. También está el caso de Isaac, un pequeño de 5 años que falleció el viernes 27 en el Hospital J.M de los Ríos de Caracas, luego de buscar durante un mes un catéter para realizarse una hemodiálisis. ¿Qué está pasando Venezuela?
¡Cuánta indolencia!
Los niños que tuvieron la fortuna de nacer en Venezuela se están muriendo. Su sueño de vivir en un país libre, con garantía de seguridad, salud y vida quedó dormido en una sala de emergencia o en una habitación de Hospital, sin retorno por antojo de un grupito de enchufados. Y como padre de familia no puedo dejar de inquietarme.
Tampoco deja de conmoverme ver como nuestros médicos del Hospital de la Universidad de los Andes, en Mérida, se mantuvieron en huelga de hambre por 6 días como medida de presión para que el Estado tome las decisiones acertadas que ayuden a rescatar al sistema de salud. Hombres y mujeres valientes que pusieron en riesgo sus vidas, para ofrecer VIDA a sus pacientes.
Una lucha que no tiene color político. Así que déjese ayudar presidente Maduro.
Se han perdido muchas vidas, pero aún podemos salvar muchas más. El pueblo, ese que usted llama “su pueblo” se está muriendo en los Hospitales. Póngase la mano en el corazón y permita la ayuda internacional. Venezuela necesita medicamentos, comida, inversión.
¡Venezuela necesita AMOR!