El placer culposo de los Diablos Rojos, por José Luis Centeno

El placer culposo de los Diablos Rojos, por José Luis Centeno

thumbnailjoseluiscentenoCoincidir con Diosdado en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, y verlo sin petulancia, sin fanfarronería, me convenció de que a los Diablos Rojos los abruma el infierno creado por ellos mismos, engrandecido con la Invocación, y viable aplicación, de la Carta Democrática. Aunque amenacen con sus tridentes, los Diablos Rojos, lo cual es una redundancia, todo Diablo que se respete es Rojo, además de cuernos, tienen colas, y estas los delatan como a cualquier perro faldero cuando ladra haciéndose el bravo. Ahora quieren pasar agachados, sabiendo que representan una manera abusiva y desmedida de ejercer el poder, y como si no resultara lo suficientemente indecente, incrementan la conflictividad social con desvaríos y excesos para ocultar que tanto el cónyuge de la Primera Combatiente como su gobierno hacen aguas, naufragan en este mar de lágrimas, tristeza, desabastecimiento, ruina económica, inmoralidad pública, delincuencia asesina y rebeldía popular.

La fascinación de los Diablos Rojos por lo inhumano, nos dejó a merced de la destructividad de la revolución bonita, tan bonita que su vértice es el olvido del bien, olvido que transcurre en paralelo a un embeleso por el mal que se refleja en las actitudes complacientes y voyeristas de todo lo que se conjuga con corrupción, violencia, inseguridad e impunidad, en otras palabras, con todo lo que aviva la endemoniada vorágine que amenaza con destruir la integridad de nuestra nación. El morbo de las situaciones trágicas y escabrosas provocadas por los Diablos Rojos es explotado por la propaganda goebbeliana oficialista para aumentar su írrita aceptación, efectuando al mismo tiempo una apología de conductas que sólo han conducido a la situación vejatoria existente puesta de manifiesto con la Invocación de la Carta Democrática, no en contra de Venezuela, en contra de los duros del delito, los Diablos Rojos.

Es ahí donde reclamamos meter en cintura a quienes ahora rehúyen sus responsabilidades apelando a significativas fuentes de representación antidemocráticas para reafirmarse y fortalecerse en el ejercicio abusivo y destructor del poder. Lo que sin duda los exime temporalmente de responder por sus culpas, pero lo cierto es que este desafuero hay que pararlo, lo contrario equivale a investir de agresividad contra el pueblo a los Diablos Rojos, quienes fustigan cada día más a los miles de personas que toman las calles reclamando cambio, para proscribir la Venezuela chavista, madurista, de Cabello, los colectivos armados y milicias, del narcotráfico, la corrupción, ineptitud, vulgaridad y violación de los derechos humanos, de la inflación, escasez de alimentos y medicinas, por la cual nuestros niños están muriendo ante la impotencia de sus padres, de sus familias, y el régimen tiene la desfachatez de rechazar la ayuda humanitaria. Luego no digan que exageramos cuando decimos que el vértice de esta mísera revolución bonita es el olvido del bien, que nos es otra cosa que la fascinación por lo inhumano.





A golpes y porrazos, los Diablos Rojos están cayendo en cuenta que configuraron su propia destrucción en función de un plan sideral, un inefable engaño que comenzó con las promesas de superación de la pobreza, de la exclusión social, de disponer de un buen sistema de salud, de abatir la inflación, de disfrutar de una excelente seguridad social, de tener una vivienda y trabajos dignos, así como el combate a la corrupción, promesas incumplidas dándole al país un presente marchito. Gracias a Dios, la gente está hastiada de tanta incompetencia, de burlas constantes, de no ser escuchada. La gente también tiene hambre y pasa trabajo. Por eso los saqueos, por eso el malestar, la incomodidad y así el chavismo quiere fortalecerse como una opción válida, en nuestra opinión, si la MUD no resuelve sus problemas internos ni asume posiciones más contundentes, por ejemplo tomando calles y carreteras con acciones más enérgicas, no sólo oxigenará a los Diablos Rojos sino que potenciará su proyecto hegemónico que pareciera llegar a su fin con la invocación de la Carta Democrática.

El placer culposo de los Diablos Rojos es el trabajo de lo negativo, evocado por Hegel en su Fenomenología del espíritu, “la fuerza mágica que hace que lo negativo vuelva al ser”. El trabajo de lo negativo, realiza lo que se puede denominar una “positivización de la negatividad”. Bajo su forma destructora, el trabajo de lo negativo de los Diablos Rojos se nos presenta en todo aquello que se ha ido llamando “ataques contra la democracia”, conduciendo a una forma incruenta de violencia que se ejerce sin sutilezas, para luego reafirmar el respeto irrestricto a los derechos humanos, cuando lo que se busca es la aniquilación del adversario, sino pregúntenselo a los innumerables presos políticos, particularmente a los que se encuentran gravemente enfermos sin acceso a servicios médicos adecuados, o a quienes empezaron a sentir los rigores de la tortura. Obstruir el revocatorio y posponer indefinidamente las elecciones de gobernadores y consejos legislativos que corresponden este año o excluir la nacionalidad por nacimiento como requisito legitimante son otras muestras preocupantes; también lo es la institucionalización de la pena de muerte con las OLP, que comanda el generalote que está como Ministro de Interior, sin olvidar el criminal bachaqueo desatado por funcionarios civiles y militares corruptos y mafias hambreadoras del pueblo.

Confiamos que la Invocación de la Carta Democrática sea el inició de la transición hacia un destino diferente. Se ha dicho, “vivimos el tiempo de la política, no el de la violencia”, obvio, eso no es suficiente para impedir que los Diablos Rojos terminen de soltar sus demonios para evitar soluciones mediante mecanismos pacíficos, democráticos y constitucionales, empeñados como viven en bloquear el referendo revocatorio previsto en nuestra Constitución, con lo que están empujando irresponsablemente al país al abismo de la confrontación, la intolerancia y la violencia, fuente de placer para los Diablos Rojos, en especial para el psiquiatra que excita sus locuras. La invocación hecha por Almagro puede ser la gota que colme el vaso, la excusa perfecta para terminar de desatar sus demonios, comenzando por declarar estado de conmoción, y si lo hacen, como aparentemente lo harán, Dios nos agarre confesados, como dice la abuela Rosa.

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