La eventual aplicación de la Carta Democrática Interamericana tiene al régimen contra la pared. Todos los gobiernos y los pueblos de la región saben perfectamente lo que está sucediendo en Venezuela. Las palabras del Secretario General de la OEA Almagro y la calificación que éste le dio a Maduro de “dictadorzuelo” son una muestra de que no solo ha perdido apoyo, sino respeto.
El país se derrumba ante una realidad inocultable. La crisis alimentaria y de salud, la violencia y el hambre han aumentado a niveles nunca vistos. Más del 90 por ciento de los venezolanos, incluido la mayoría del oficialismo identificado como “chavismo puro” apoya el revocatorio y el cambio de sistema político y económico.
Mientras tanto, de la manera más irresponsable y cual imperio del siglo XIX, Nicolás Maduro inicia una gira por el Caribe en busca del apoyo de los gobiernos de la región para evitar que en la OEA se trate el tema de Venezuela y se aplique la Carta. Estuvo en Jamaica y en Trinidad y Tobago, quizás en los próximos días continúe su periplo con las mismas intenciones por los Estados del Caribe oriental, angloparlante para seguir vendiendo el país, ofreciendo lo que ya no tiene, para ganar apoyos.
Desde el punto de vista jurídico la aplicación de la Carta es absolutamente factible. Los hechos y la realidad muestran que en Venezuela hay una ruptura del orden constitucional. Las violaciones de la Constitución Nacional, la persecución, los presos políticos, la discriminación y el irrespeto al poder soberano representado en la Asamblea Nacional, junto a la concentración del poder en el ejecutivo, la falta de independencia e imparcialidad de los otros poderes públicos muestran el estado de la democracia en Venezuela y eso es precisamente lo que el “dictadorzuelo” y su gente no quieren que se destape en la reunión del Consejo Permanente que se habrá de celebrar en pocos días.
El Secretario General está sin duda alguna facultado para convocar una reunión del Consejo, presentar el tema y plantear la necesidad e importancia de aplicar la Carta en estos momentos si el régimen de Maduro insiste en mantenerse al margen de la Constitución y del Estado de Derecho. De manera que jurídicamente no parece haber dudas en cuanto a una eventual invocación de la Carta. Competencia del Secretario para iniciar el procedimiento, según la Carta de la OEA y la misma Carta Democrática y competencia material, por tratarse de un asunto que se relaciona con las amenazas a la democracia y la obligación de todos de defenderla.
La presentación del tema ante la comunidad regional es ya un avance importante para superar la crisis en Venezuela que exige ante todo la liberación de todos los presos políticos y la realización del Referendo Revocatorio en 2016. Los gobiernos de la región tendrán que sincerarse y demostrar que la democracia y el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales son patrimonio de la región y que su defensa y promoción responden al sentir de nuestros pueblos.
En esa reunión, algunos pocos apoyarán el desastre: Ecuador, Bolivia, Nicaragua, El Salvador y probablemente otros pocos beneficiarios de las política de dilapidación y despilfarro de un régimen irresponsable y canalla. Otros serán mas discreto, para evitar crear precedentes que puedan comprometerles más adelante. Otros se pronunciarán con claridad y apoyarán la gestión del Secretario General y el sentir de los venezolanos que es la aplicación de la Carta que como bien se ha dicho, lejos de ser un simple instrumento de sanción es ante todo un mecanismo de diálogo y de conciliación para superar una crisis.
La gira continuará seguramente esta semana. Con un avión y una maleta de proyectos irrealizables, con dinero que no tenemos, ofertas imposibles y una cara bien lavada, Maduro ira a otros países, nunca a Argentina o Brasil, tampoco a Chile ni Uruguay, menos a Canadá y a Estados Unidos, para buscar desesperadamente apoyo para seguir destruyendo la democracia y el futuro de un pueblo que siempre luchó al lado de los valores y de los principios democráticos.
@CarmonaBorjas