El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha dado un paso histórico en el sistema interamericano no solo en la política hemisférica sino en la conducción de los organismos internacionales, en donde lo normal es que la burocracia internacional y sus intereses devoren a quienes los dirigen. Esto ha sido una realidad constante desde su misma creación y el mejor ejemplo en el caso hemisférico lo tuvimos con su antecesor, José Miguel Insulza.
El accionar político del Almagro rompió los esquemas internacionales, en primer lugar, porque se sacudió de los intereses anodinos, tenebrosos y temerosos de los gobiernos que siempre han privilegiado sus intereses a los principios y fundamentos de la política y el Estado; en segundo lugar, haber tenido la valentía de utilizar el Artículo 20 de la Carta Democrática que le da la facultad para solicitar una reunión del Consejo Permanente del organismo para tratar el tema de la crisis política e institucional de Venezuela, que desde hace tiempo( desde los gobiernos de Chávez) transita por “una alteración del orden constitucional” que el inútil de Insulza fue incapaz si quiera de advertir y tercero, por haber tomado esa decisión trascendente política e internacionalmente en solitario, sin el acostumbrado respaldo de los gobierno, es decir, siendo el jefe del club de gobierno le pide a sus propios miembros que sanciones los desvaríos democráticos de uno de ellos. Lo ha hecho porque es un hombre de izquierda democrática, con ética y principios políticos, que raramente existen o permiten su ascendencia, al que el mundo político latinoamericano no está acostumbrado, de allí, la sorpresa de su mentor, el mismísimo ex-presidente Pepe Mujica.
Mucho se ha especulado sobre la aplicación de la Carta Democrática y muchos ven su aspiración como realidad y equivocadamente dan como un hecho al gobierno de Maduro sancionado por la OEA, sin terminar de entender que es imposible aplicarle la Carta Democrática, no porque no queramos sino porque no se tienen los votos necesarios y menos la voluntad política para su aplicación, porque los gobiernos de la región evitaran este precedente peligroso para ellos mismos; no obstante, si las condiciones fueran favorables, qué hora lo son, para llegar allá se requiere todo un proceso político y diplomático que además, demanda de la aprobación del propio gobierno de Maduro, ello, porque la OEA es un organismo de defensa de los gobiernos y la Carta Democrática tiene el objetivo de defenderlos de los golpes militares. En el caso que nos ocupa, por lo cual es trascendente e histórico, es porque ahora ha surgido una variante democrática como es la de defensa de las instituciones y los pueblos contra los golpes constitucionales o autogolpes, es decir, la alteración del orden constitucional por parte de los propios gobiernos.
La importancia de la solicitud de Almagro no está en su aplicación sino que utiliza la Carta Democrática como una herramienta para que se toque el Tema de Venezuela y su “transito por una alteración del orden constitucional” que la Asamblea Nacional de Venezuela ha terminado de sustanciar y que demuestra que ya no solo hay un déficit democrático sino una constante violación de la Constitución y un accionar político autoritario que raya en la dictadura.
La importancia del próximo Consejo Permanente es que Almagro expondrá y desenmascarará el autoritario y dictatorial gobierno bolivariano de Venezuela ante la Comunidad Internacional, que ya por cierto, ha comenzado a manifestarse al respecto y le exige al gobierno de Maduro enmarcarse en la Constitución. El gran valor y la importancia de la intervención de Almagro es que le colocara en la frente de Maduro el sello dictatorial, que hasta ahora, nadie se ha atrevido a indalgarle.
En la votación previa para tocarse el tema venezolano veremos la hipocresía de regímenes llamados parlamentarios y democráticos que se rasgaran las vestiduras pisoteando los principios políticos por prebendas económicas, imitando la misma actitud de los bolivarianos tratando de aprovecharse del repele que nos ha dejado la depredación bolivariana sin importarle la miseria en la que está sumido al pueblo venezolano y que en cierto modo son corresponsables, y en la que ahora con cinismo y en algarabía diplomática, invocaran la ayuda humanitaria.
Los argumentos que planteara Almagro serán contundentes y no quedarán dudas de que hay “una alteración del orden democrático” que será ratificado y explicitado por el Presidente de la Asamblea Nacional si le dan la oportunidad de intervenir. Sin embargo, debemos estar claros que la resultante será solo un exhorto al diálogo iniciado en Republica Dominicana y que la solución se enmarque en la Constitución, lo que quiere decir en otras palabras, que no solo se restaure la democracia, se respete los derechos humanos y la autonomía de los poderes, sino además, el derecho democrático del pueblo de decidir su destino en el Referendo Revocatorio este año, porque al fin y al cabo, la solución de nuestros problemas políticos solo lo resolvemos los venezolanos y con votos, de manera pacífica, democrática y constitucional.
De resultar así, la oposición democrática ha triunfado y el camino se abre a una solución política y constitucional respaldada por la Comunidad Internacional. ¡Entonces!, permitamos que la Facilitación de los ex-presidentes de su resultado y evitemos nosotros mismos de dinamitar nuestra propia solución por intereses mezquinos y políticos ante los intereses del pueblo y la nación. El amanecer democrático comienza a vislumbrase, no obstante, debemos continuemos luchando en unidad y con desprendimiento por el pueblo y el país para que él no sea solo una esperanza sino una realidad.