Desde la Guerra Federal no se había visto tanto sufrimiento en Venezuela. A pesar de la terrible censura, podemos percibir el hambre, la angustia, el dolor y la desesperación del pueblo venezolano, víctima de muchos flagelos simultáneos.
La agonía del niño Oliver Sánchez, enfermo de cáncer, quien solo pedía al Gobierno permitir la entrada de medicinas. El asesinato de Jenny Ortiz, justificada por el Gobernador del Táchira diciendo “¿A quién se le ocurre estar allí a esa hora de la noche?”. La muerte del joven Luis Josmel Fuentes en Cariaco, reprimido brutalmente este fin de semana cuando protestaba por la falta de alimentos. Tragedias como éstas viven diariamente muchas familias venezolanas.
Aunque no siempre involucre la muerte de un ser querido, hay miles de otras desgracias, como el encarcelamiento, a veces con torturas, de centenares de presos políticos. El exilio forzado de tantos jóvenes. El cierre de empresas y la pérdida del patrimonio de toda una vida de trabajo. Padecer enfermedades sin tener acceso a la cura. La imposibilidad de llevar comida al hogar. El terror de salir a la calle para no caer en manos del hampa. Y así podríamos seguir indefinidamente.
Ante este panorama tan urgente y catastrófico, la Mesa de Unidad Democrática propone un camino largo, tortuoso, lleno de obstáculos y de riesgos, para revocar a Nicolás Maduro a finales de año, en el mejor de los casos. Para lograr este objetivo, la MUD exige a la sociedad civil invertir un esfuerzo colosal, que incluye firmas, validaciones y marchas, que resultan con heridos y nuevos presos políticos. ¡Y estamos apenas en la primera etapa!
La estrategia de la MUD podría justificarse si no existiera otro camino, pero ése no es el caso. Existe un mecanismo pacífico, electoral, democrático y constitucional, para lograr un cambio inmediato de gobierno, destituyendo a Maduro por su nacionalidad colombiana. Los diputados de la MUD no pueden negar que lo saben, puesto que el pasado 26 de mayo todos ellos se pusieron de pie en la Asamblea Nacional y gritaron “Maduro colombiano” (ver el video aquí https://youtu.be/SN8x_PgJono).
Seguir insistiendo en el revocatorio es un acto imperdonable de crueldad, porque con cada día que pasa se produce una nueva desgracia, como la de Oliver Sánchez, Jenny Ortiz o Josmel Fuentes. Si toda la energía que hoy se invierte en el revocatorio se destinase al Decreto Gramcko, ya tendríamos nuevo presidente.
@LuisSemprumH