En los últimos 150 días el delito de secuestro se quintuplicó en el país. De 60% de casos conocidos en 2015, llegó grotescamente a 170% en cinco meses de 2016, arrastrando consigo otros delitos conexos o sobrevenidos: se incrementaron también las muertes en cautiverio, las lesiones graves, los abusos sexuales y el terror psicológico de las víctimas por plagiarios. Asimismo la tarifa en moneda extranjera y en joyas para liberarlas, que desde hace tres años fortalece a las organizaciones criminales, de acuerdo con el estudio de percepción del delito que realiza el Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la USM.
Olgalinda Pimentel / El Nacional
“El delincuente ha desarrollado un grado preocupante de perversidad en estos delitos violentos. Las lesiones personales de importancia implican, por ejemplo, apagar cigarrillos en el cuerpo de las víctimas. En las muertes en cautiverio las personas son ejecutadas porque la banda criminal se sintió traicionada por la familia o porque no se cumplió lo prometido, o porque alguno de los secuestradores fue reconocido, o porque detectaron la presencia policial. Eso solo lo hacen los jóvenes porque los curtidos no suman un homicidio a sus fines”, afirma el criminólogo Fermín Mármol García, integrante del Consejo del instituto. Reitera que este tipo delictual sigue abordado en el campo de la percepción y no en el de las cifras oficiales. La razón: Solo 8% de hechos se denuncian.
A pesar de eso Venezuela ocupa el octavo lugar entre los 10 países del mundo que registran más secuestros con fines económicos, con una tasa de 3.000 plagios al año. Un delito que atenta contra la propiedad privada y la libertad individual, derechos que deben estar tutelados.
Para seguir leyendo, pulse aquí.