Los propietarios de las armerías estadounidenses condenan sin reservas la matanza de Orlando, pero se mantienen este jueves firmes en la defensa del derecho al uso de las armas de fuego, cortas y largas, mientras la venta de armas en EE.UU. se ha disparado tras la masacre de Orlando de este fin de semana.
EFE
El debate político y social sobre las armas se ha reabierto en este país con más virulencia que nunca: a un lado, aquellos que, con el presidente Barack Obama a la cabeza, combaten por la limitación del uso de armas; enfrente, contraatacan quienes se oponen a cualquier modificación de la regulación actual.
Pero profesionales del sector como Robert Ruth, propietario de la tienda de armas Bob’s Practical Solutions, de Lake Worth, al norte de Miami, temen que el cerco al uso de armas emprendido por Obama surta pronto efecto.
“Definitivamente esto va a cambiar mucho, seguramente con el próximo presidente, quizá si gobierna Hillary Clinton, porque ella es también contraria a las armas”. “Que va a hacer algo es seguro”, afirmó Ruth a Efe.
Y si bien calificó de “atentado absolutamente horrendo” la matanza perpetrada en una discoteca gay de Orlando en la madrugada del pasado domingo, que acabó con la vida de 49 personas, además del autor del tiroteo, opinó que el punto de mira de las autoridades no debe situarse sobre las tiendas de armas.
Más bien, precisó, lo que se debe hacer es comprobar a fondo los antecedentes de los potenciales compradores; pero a parte de eso, la posesión de armas de fuego es un derecho constitucional y no se debe prohibir, agregó.
Ni siquiera, dijo, el acceso a rifles como el AR-15, un arma propia de guerra que el asaltante Omar Seddique Mateen utilizó para acabar con la vida de 49 personas y herir a más de medio centenar en la discoteca de ambiente gay Pulse.
Se trata de un arma popular entre los aficionados, y “hay mucha gente que la emplea para cazar o practicar tiro (…) Gente que accede a ella legalmente y no están mentalmente perturbados” como Mateen, apuntó Ruth, quien reconoció que, desde el atentado yihadista de Orlando, las ventas de armas han aumentado.
“¡Dios mío, se ha notado un increíblemente aumento de la venta de armas en la tienda!”, exclamó, en armas de todo tipo, desde pistolas a fusiles de asalto.
En Estados Unidos, uno de cada tres hogares tiene un arma de fuego, y en 2015 se alcanzó el récord de 23,1 millones de armas vendidas, más del doble que hace 10 años.
Y en Florida, que prohíbe su porte en colegios, comisarías, universidades, tribunales, bares o clubes donde se sirve alcohol, hay registrados 1,6 millones de personas con licencia de armas, por lo que pueden portarlas en la calle, aunque ocultas.
La realidad es que las armas son un gran negocio, cada vez con más gente corriendo a armarse tras los tiroteos masivos y ante el temor de que aumente la regulación del control de armas.
Tanto Ruth como José Zamlut, propietario la tienda Custom Damascus Knives, en Miami, expresaron su asombro por el hecho de que Mateen tuviera acceso a las armas, pese a haber sido investigado previamente por el Buró Federal de Investigación (FBI) por su radicalismo islamista.
“¿Por qué no estaba Mateen en una lista de tipos bajo vigilancia? ¿Por qué no se notificó de esto a la Policía de Florida?”, se preguntó Ruth, para lanzar una recriminación: “Se sabía que (Mateen) era un peligro potencial y sospechoso del FBI y no hicieron nada”.
“Son estas personas que han perdido la cabeza, es la naturaleza humana, y por muchas leyes que pongan, esto (los tiroteos) seguirá sucediendo”, dijo, por su parte, Zamlut.
También para Zamlut las leyes de control de acceso a las armas en Estados Unidos son “estrictas” y “suficientes”, con chequeos continuos de antecedentes y de licencias para llevar armas de fuego.
Igualmente, ambos profesionales se mostraron contrarios a que se prohíba el acceso de los ciudadanos a rifles de asalto como el AR-15, el más popular en Estados Unidos, según recoge en su página web la Asociación Nacional del Rifle (NRA), cuyo poderoso lobby influye en el Congreso con generosas donaciones a los legisladores.
Pero no todos los aficionados a las armas defienden el libre acceso a fusiles como el AR-15. El tejano Gavin Hinze escribe en una entrada en el blog de la NRA que “lleva disparando desde que era un niño y no recuerda haber visto nunca a la gente con rifles de asalto” como este.
“No puedo entender la necesidad de fusiles de asalto como el AR-15 en nuestro país. Es un rifle diseñado para matar gente en masa y debería prohibirse su venta. ¿No podemos estar de acuerdo en que uno no necesita un fusil de asalto para cazar o proteger su casa?”, escribió Hinze.