Entre la histórica Santo Domingo, la primera ciudad fundada por los conquistadores de América hace más de 500 años, y la turística Punta Cana, el viajero se topa con uno de los tesoros de República Dominicana: Altos de Chavón. Si tuviéramos que elegir un lugar, la joya de la corona de la isla caribeña, este sería sin duda Altos de Chavón, porque ofrece al viajero mucho más que las clásicas pulseras del todo incluido y playas repletas de turistas provenientes de Punta Cana. Un sorprendente capricho urbanístico y arquitectónico de calles adoquinadas, piedras coralinas, maderas nobles y hierros forjados por laboriosas manos artesanales, convertido en un dinámico centro de arte internacional: ha servido de refugio e inspiración a incontables creadores de todo el mundo, generando un escenario único y diferente a lo que uno espera encontrar en este país caribeño. ElViajero.elpais.com
Altos de Chavón es una réplica de una típica villa mediterránea del siglo XVI, que fue construida en 1976 y cuya leyenda asegura que fue un regalo de cumpleaños de un acaudalado empresario a su hija. Se encuentra en lo alto de una frondosa colina sobre el río Chavón, al que debe su nombre, testigo y compañero de viaje que discurre a sus pies. Un cauce majestuoso y de pasado cinematográfico: ha servido de escenario de rodaje de numerosas películas, entre ellas, Apocalypsis Now, de Francis Ford Coppola.
Un paseo por sus serpenteantes calles y recovecos permite realizar un viaje a la Italia renacentista de Miguel Ángel, Rafael y Leonardo Da Vinci, así como descubrir una pequeña villa convertida en epicentro cultural para habitantes, turistas y artistas de todo el mundo. Este capricho arquitectónico acoge estudios y talleres artesanales de variadas disciplinas –la llamada Ciudad de los Artistas–,el Museo Regional de Arqueología, galerías de arte, la iglesia de San Estanislao (consagrada en 1979 y sede de los restos del patrón polaco, enviados por el Papa Juan Pablo II), así como la prestigiosa Escuela de Diseño Altos de Chavón. Es también conocido su gran anfiteatro con capacidad para 5.000 personas, donde se celebran conciertos de todo tipo y que inauguró en 1982 el gran (y ecléctico) Concierto para las Américas, por el que desfilaron desde el mismísimo Frank Sinatra hasta Buddy Rich o Carlos Santanta. Después, han pasado por su escenario solistas como Elton John, Juan Luis Guerra o, más recientemente, Marc Anthony. Contemplarlo vacío bajo el sol dominicano impresiona igualmente.
Altos de Chavón también permite disfrutar (y llevarse como recuerdo) de uno de los grandes atractivos de la República Dominicana: la hospitalidad de sonrisa sincera de sus habitantes y el son caribeño que corre por sus calles, estrechas y sinuosas. Tiendas de moda, joyas, regalos, puros, afamados restaurantes y bares musicales, cafés y hasta alguna discoteca. Todo impregnado con ese estilo caribeño que garantiza un flechazo instantáneo –y una relación eterna–entre el visitante y este hermoso enclave dominicano.
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