La negociación con la elite roja es un mal necesario. Por lo demás, conversar con el oficialismo nada tiene que ver con participar enel diálogo de bobos que el gobierno propone;antes bien, en el contexto actual dialogares interactuar para definirlos procedimientos y condiciones de la transición. Después de todo, lo que debe acordarse es el desmantelamiento legal de un modelo de sociedad y, por tanto, de un Estado cuyo ciclo de vida se terminó.
Que el revocatorio se realice este añoes lo ideal; además, es el deseo de las mayorías. Sin embargo, sería conveniente reconocer que iniciar la transiciónen el primer tramo del2017 igualmente sería un resultadoexitoso para la nación; pues los beneficios de remover a Maduro se derivarán de los consensos que se logren, no de la violencia con la se acompañe su retirada.
Venezuela reclama soluciones razonables no acciones apuradas.Lo que debe profundizarse es la línea de trabajo que viene trazando Henry Ramos desde la Asamblea, a saber: probar la doble nacionalidad de Maduro, reincorporar a los diputados que fueron inhabilitadosycontinuar en el foro internacionalcon las denuncias sobre las acciones vandálicas del gobierno. Por cierto, esta agenda podría completarse presionando por la fecha de las regionales y, en especial, activando una poderosa campaña de medios que garantice ganar el revocatorio con independencia del momento en el cual se convoque. En fin, lo que se necesita es tener flexibilidad, pacienciay firmeza para rematar aquellas tareas que conducirían necesariamente a una transicióncon la menor resistencia por parte de los jefes del chavismo.
Es cierto que lapsos para conciliar una transición conveniente para Venezuela pueden chocar con la urgencia que algunos expresan por el revocatorio. ¿Por qué la prisa? A los apurados alguien debería explicarles que mientras no haya algún acuerdo con quienes hoy tienen el poder, la transición correrá el riego de cancelarse o hundirse a los pocos meses de su inicio. Sin contar con el piso político adecuado, una etapa que debería significar la feliz reconstrucción de la democracia y la vuelta al bienestar correría el riesgo de transformarse en una experiencia fugaz, costosa y dolorosa para todos.
Si los tiempos y las protestas se administran sin desbocarse, la salida legal y anticipada de Maduro será inevitable. Sobre todo, la revocatoria de sumandato se convertirá en la antesala del cambio de estegobierno cívico-militar, corrupto populista y forajido por un Estado esencialmente civil, equitativo, liberal y, por lo tanto, democrático.
La oposición no está en una disyuntiva entre revocatorio oviolencia. El cuerpo a cuerpo con los sargentos-gorilas del gobierno es innecesario; lasrevueltas con heridos no vana ninguna parte. En su lugar, hay que ocuparse de provocar los resultados que finalmente liquidarían el poco respaldo que Maduro tiene en las FANB, el TSJ y el chavismo; puesto que la calle la perdió, mientras que en lo internacional también fue abandonado por los socios que sobornó condinero de los venezolanos. Basta darse cuenta que Castro lo recibiócon un pañuelo en la nariz al tiempo que Daniel Ortega, Correa y Morales lo saludan, perodesde lejos; se colocana miles de kilómetrospara no empavarse o embarrase, según se prefierapensar y decir.
A.A.Alzuru
@aaalzuru