El pueblo está en rebeldía debido a la miseria, la injusticia y la indolencia de un gobierno que se resiste tercamente y que se encuentra preso de sus fantasmas ideológicos, para dar paso a un inevitable cambio de rumbo.
Por Omar Ávila
En las últimas semanas hemos visto como se repite un patrón de finales de los años ochenta, lo que he venido denominando como un Caracazo en gotas que se ha acentuado y extendido ante la situación que estamos padeciendo todos los venezolanos. La preocupación del venezolano ha trascendido el tema de inseguridad, convirtiéndose el desabastecimiento en el principal problema.
El gobierno pensaba que la crisis no llegaría a Caracas, pero los episodios de protestas, saqueos y hambre ya se regaron por todo el país como un cáncer que se extiende hasta convertirse en metástasis y de ahí el colapso total. Los sectores populares cada día se expresan con mayor fuerza y sin miedo, tal como hemos podido apreciar no solo en Cumaná, Naiguatá y Píritu, sino en nuestra ciudad capital: En la Avenida Urdaneta, La Vega, Petare, El Llanito… a este paso, ese estallido social que viene desde las bases la llamaré “El Clapzaso”, ya que este supuesto beneficio anunciado por el gobierno para apaliar el hambre, no llega a todas las personas.
Es triste ver como un país petrolero, con grandes riquezas mal administradas, tiene a los “hijos de la patria” hurgando entre las bolsas de basura a ver que consiguen para comer. Nos produce mucho dolor y vergüenza que Venezuela haya llegado a tales niveles de pobreza; pero además causa una gran impotencia que nuestro pueblo se haya convertido en objeto de burla de una cúpula indolente que solo le interesa mantenerse en el poder, incluso a costa de la vida de muchos ciudadanos.
Este régimen se apoya en los poderes que controlan y en los uniformados opresores, porque desde hace tiempo no cuenta con el pueblo. Para muestra un botón y lo vemos a diario en las colas, manifestaciones y protestas.
Observamos un poder electoral y judicial jugando con fuego, burlándose de los venezolanos, cometiendo todo tipo de atropellos y de aberraciones jurídicas, tratando de darle tiempo a unos cuantos enchufados con un discurso que ya no cala entre la gente.
Si algo sabe el gobierno, es que ya no podrán ganar elección alguna y que no hay bolsita de comida que valga, para mantenerse en el poder. Sin embargo, estoy convencido que la fuerza que por ahora maneja el régimen, no les será suficiente para mantenerse por mucho tiempo.
Lo cierto, es que en esta fase de agonía del “socialismo moribundo”, cada día será peor mientras salimos de este gobierno por la vía democrática y constitucional como estoy seguro que ocurrirá dentro de poco.
Maduro está social y políticamente revocado, pero falta el formalismo del Referendo Revocatorio, por ello le han puesto tantas trabas para activar lo que por derecho constitucional tenemos todos los venezolanos.
Ya no hay ni pan ni circo, estos payasos ya no dan risa, por el contrario han despertado la impotencia y rabia de quienes confiaron en ellos y hoy se sienten burlados, humillados y con mucha hambre. Es repudiable que la gente proteste buscando comida y lo que consiga sea represión con gas del bueno y balas asesinas.
Me pregunto si esos mismos funcionarios, que también son pueblo, esos que utilizan los altos jerarcas de esta revolución como carne de cañón para darle chance a seguir haciendo sus marramuncias, seguirán defendiendo a esa cúpula podrida que va para 18 años enriqueciéndose y violando a diestras y siniestras la Constitución que en principio es lo que debería defender nuestras Fuerzas Armadas, que actualmente están vistas como unos simple milicianos a merced de unos corruptos. Tengo fe en que van a reaccionar y le devolverán el honor a esa institución para que prevalezcan los principios éticos, morales y constitucionales.
Omar A. Ávila H.
Diputado a la Asamblea Nacional