La crisis en Venezuela entra de lleno esta semana en la Organización de Estados Americanos (OEA) en un duelo de debates: uno convocado por Caracas para decir su “verdad” y otro por el secretario general Luis Almagro previsto como un examen a la democracia en ese país. AFP
Por Ramon Sahmkow
El martes el Consejo Permanente del ente regional escuchará a los tres expresidentes que median para concretar un diálogo entre el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro y las fuerzas opositoras que impulsan un referendo revocatorio en su contra.
Caracas había pedido esta reunión de embajadores “para llevar nuevamente la verdad de Venezuela” a la OEA, según su canciller Delcy Rodríguez.
La conversación con los exgobernantes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá fue bien recibida por Almagro y varios países como una manera de obtener información sobre el progreso de esa mediación patrocinada por Unasur.
Pero el debate programado dos días después puede tener consecuencias más directas sobre Venezuela.
Almagro solicitó la sesión del jueves 23 de junio invocando la Carta Democrática Interamericana, un mecanismo de la OEA para atender casos de “alteración del orden constitucional” que “afecte gravemente” el orden democrático en un país miembro de la OEA.
Siguiendo la Carta, los 34 países de la OEA realizarán una “apreciación colectiva” sobre el estado de la democracia en Venezuela.
¿Hablará la oposición?
Las representaciones diplomáticas discutirán un demoledor informe de Almagro sobre la crisis política, económica y humanitaria en el país petrolero, que de acuerdo con el secretario general “demanda cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo”.
Almagro, que como canciller uruguayo integró una comisión de Unasur que acompañó un infructuoso diálogo entre Maduro y la oposición en 2014, afirma que esta vez debe haber objetivos claros: referendo este año, liberación de opositores presos, reconocimiento del Parlamento opositor y la implementación de ayuda “humanitaria”.
Queda por ver si el presidente del Parlamento venezolano, el antichavista Henry Ramos Allup, tomará la palabra en esa reunión, principalmente reservada a los gobiernos. Caracas se ha declarado opuesta a una intervención del diputado.
En el cenit de lo que se prevé como una sesión maratónica, el Consejo deberá votar si implementa la Carta Democrática Interamericana sobre Venezuela. La primera etapa del mecanismo contempla oficios diplomáticos, y la más extrema, la suspensión de la OEA.
Almagro tendría 15 de los 18 votos necesarios, dijeron a la AFP fuentes de la OEA.
En caso de que se alcance la votación requerida para aplicar la Carta, sería la primera vez que ocurre en contra de un gobierno legítimo en los 15 años de vigencia del documento.
“Renuncia inmediata”
La aplicación de la Carta es defendida por una treintena de expresidentes de América Latina y España, entre ellos el peruano Alejandro Toledo, quien presidió la firma del documento en 2001 en Lima.
En una carta abierta en la que expresaron su rotundo apoyo a Almagro, los exgobernantes abogaron por la “cooperación colectiva de la OEA en la normalización democrática de Venezuela”.
“No queremos un silencio cómplice”, dijo a periodistas la exmandataria costarricense Laura Chinchilla, quién junto a Toledo y el boliviano Jorge Quiroga entregó la misiva a Almagro el viernes.
Almagro y el gobierno venezolano acumulan una larga ristra de choques, en los que Caracas acusa al excanciller uruguayo de liderar “ataques persistentes” contra ese país bajo la dirección de Washington y la oposición venezolana.
La canciller venezolana pidió el domingo la “renuncia inmediata” de Almagro, quien advirtió a Maduro que se transformará en un “dictadorzuelo” si impide el referendo revocatorio.
Las sesiones en la OEA ocurren mientras las autoridades electorales venezolanas realizan esta semana el proceso de validación de firmas necesario para activar el referendo revocatorio.
La oposición aspira a celebrar el referendo este año, lo que llevaría a realizar elecciones presidenciales anticipadas, en caso de que Maduro pierda.
Pero Maduro asegura que la consulta solo será posible en 2017, cuando, si pierde, el período de gobierno lo terminará el vicepresidente que designe el mandatario socialista.