Pedro Sánchez, candidato del PSOE, echa mano de optimismo y, con una sonrisa por delante, recurre al corazón de los votantes socialistas para remontar los pronósticos de las encuestas, que sitúan a su partido en tercer lugar.
Según los sondeos, el PSOE sería el tercer partido en la contienda política, después del gubernamental Partido Popular (PP, centroderecha) y Unidos Podemos por primera vez desde la restauración de la democracia en 1977 y, por tanto, dejaría de ser alternativa de gobierno.
Sánchez, economista madrileño de 44 años, se enfrenta a esta posibilidad después de haber sido el único candidato que se presentó al Congreso para ser elegido presidente del Ejecutivo tras las elecciones del pasado 20 de diciembre, porque el líder del PP, Mariano Rajoy, ganador de los comicios, declinó el ofrecimiento.
Precisamente esa fracasada investidura, en la que solo contó con el apoyo de Ciudadanos (liberales), provocó la nueva convocatoria de elecciones.
Después de este fracaso, el propio Sánchez confesó que se había preguntado “si merecía la pena seguir intentando ese gobierno del cambio”, después de no haber conseguido el apoyo de Podemos (antiausteridad) para este proyecto.
Sin embargo, el candidato socialista, un antiguo jugador de baloncesto, no da por perdida la pelea e insiste en esta campaña electoral en responsabilizar al líder de Podemos, Pablo Iglesias, de la continuidad de Rajoy al frente del Gobierno.
Sánchez se muestra como el único candidato capaz de garantizar un cambio de gobierno, aunque en ningún momento de la campaña ha desvelado si pactaría con el PP (centroderecha) o con Podemos.
“No se puede elegir entre lo malo y lo peor, ni sustituir un problema por otro”, ha afirmado.
Ante las malas perspectivas electorales, en esta ocasión el candidato socialista cuenta con el apoyo activo de todos los líderes territoriales del partido, muchos de ellos reticentes a su liderazgo desde que fue elegido secretario general del PSOE en 2014.
Desde entonces, no ha dejado de sortear obstáculos y se ha mostrado como un auténtico superviviente de la política.
A punto de cumplir dos años al frente del PSOE, tiene ante sí el reto más importante para su partido de los últimos cuarenta años, no ser superado por la izquierda.
Militante socialista desde los 21 años, Sánchez comenzó su carrera política como concejal en el Ayuntamiento de Madrid (2003-2009) y después pasó al Congreso de los Diputados, donde ya en 2015 ejerció como jefe de la oposición, dando la réplica al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el debate sobre el estado de la nación que se celebra cada año.
El líder socialista cuenta con experiencia en el extranjero, ya que trabajó dos años en Bruselas en el cambio de milenio como asesor del grupo socialista en el Parlamento Europeo y después como jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia para el Proceso de Reconstrucción, el español Carlos Westendorp.
Desde que fue elegido secretario general del PSOE se planteó como objetivo darse a conocer a los ciudadanos y no ha dudado en participar en programas televisivos de entretenimiento, donde ha mostrado su imagen de hombre joven y atlético, con una sonrisa franca, sin olvidar tampoco su faceta familiar.
En todas las ocasiones en que Pedro Sánchez tiene oportunidad de hablar de sí mismo ocupan un espacio destacado su esposa, Begoña Fernández, y sus dos hijas, Ainhoa y Carlota. EFE