La renuencia al cambio es tal, que mientras Almagro pedía al Consejo Permanente “que consideren las vidas, la salud y la seguridad del pueblo venezolano y tomar las medidas necesarias para atender la crisis humanitaria sin precedentes que sufre Venezuela (negada cínicamente por la canciller Delsy Rodríguez y el embajador venezolano) y apoyar la voluntad del pueblo venezolano en su llamado a un referendo revocatorio”, en Venezuela el CNE chavista entorpecía la validación de las firmas para el revocatorio con la operación morrocoy; cortaba la luz en salas de validación (como en Nueva Esparta); un alcalde chavista taló árboles, cuyos troncos impedían el paso a los firmantes en la vía, así que cruzaron el río para llegar a su centro de validación; chavistas les lanzaron piedras y otros horrores. De casi 2 millones de firmas, solo 1.300.000 “validables” pasaron la delictiva revisión del CNE. Las escasas captahuellas a duras penas permitirán validar, con suerte, unas 400.000.
El contundente relato de Almagro caló hondo en el ánimo de los cancilleres del continente. Nadie duda ya en el mundo que en Venezuela se alteró el orden constitucional. “Aunque el pleno no llegó a pronunciarse sobre la aplicación de la Carta Democrática al país –como también preveía la iniciativa de Almagro– la votación 20 a 12 evidenció que la situación de debilidad del régimen de Maduro en la OEA es mayor cada día que pasa”, asegura el diario ABC de España. Del artículo 20 de la Carta ya se han cumplido 3 pasos: se convocó y realizó el Consejo Permanente como lo solicitó Almagro y se inició una “apreciación colectiva de la situación al abrirse paso a la propuesta de incorporación del Grupo de Amigos de Venezuela. Expertos señalan que la canciller Rodríguez, para defenderse de la aplicación de La Carta Democrática, aceptó como bueno el papel de los 3 ex presidentes, con el endoso ahora de los gobiernos americanos”. Es decir, que la maniobra de Maduro con 3 ex presidentes de su agrado en la mediación, se ha convertido ahora en parte de la “realización de las gestiones diplomáticas necesarias” previstas en el artículo 20 de la Carta. El sistema interamericano ha sido activado y con ello la oposición venezolana y Luis Almagro se anotaron un gran triunfo institucional, diplomático y político. El embajador de Estados Unidos en la OEA Michael Fitzpatrick, en clara referencia a la posición de Zapatero, dijo que “no puede usarse el diálogo para retrasar una solución a la crisis de Venezuela. El diálogo es importante pero no puede considerarse como una excusa para retrasar las soluciones a la crisis que pasan los ciudadanos”. Costa Rica pidió “que se busque un mecanismo para liberar a los presos políticos venezolanos”; Canadá exhortó en la OEA a observar procesos del referéndum revocatorio en Venezuela: la presión nacional e internacional para activar el revocatorio contra Maduro y el apoyo de presidentes y sus gobiernos (no solo ex presidentes) al regreso de Venezuela a la democracia son indetenibles. El presidente argentino declaró que “la OEA se reafirma en el compromiso de la región con los derechos humanos, la democracia y la libre expresión” y apoyó el informe Almagro. El presidente electo de Perú dijo que “Venezuela sufre crisis humanitaria y democrática”. La lista de gobiernos a favor de una Venezuela democrática es larga. Hasta la agencia Reuter publicó el reporte titulado “Toma cuerpo la solicitud de renuncia de Nicolás Maduro” porque de realizarse el revocatorio, lo perderá por paliza, de ahí que en el PSUV prefieran su renuncia a una vergonzante derrota. Así las cosas ¿Maduro y sus huestes aún creen que el Consejo Permanente de la OEA “se paso por el forro” el informe Almagro?