Abrir los grifos en los hogares de varios estados del país es un acto de valientes. Muchos venezolanos esperan recibir agua potable, pero en realidad no saben lo que encontrarán. El líquido que reciben varias ciudades de Venezuela dejó de ser transparente para, en los mejores casos, ser amarillento o marrón. El agua contaminada con la que conviven los venezolanos no debería ser consumida por nadie que quiera cuidar su salud.
JORGENIS HERNÁNDEZ/El-Nacional
Las quejas sobre la mala calidad y la situación del agua no son ajenas a la opinión pública. En estados como Carabobo, Aragua y más recientemente la capital del país existen denuncias sobre las consecuencias de tener que lidiar con el líquido en condiciones que violan las Normas Sanitarias de Calidad de Agua Potable vigentes. Los principales señalamientos tienen que ver con el mal aspecto, olor y sabor del agua, pero también con las enfermedades que resultan por culpa de su consumo.
El ingeniero sanitario Manuel Pérez Rodríguez afirmó a BBC Mundo, en el mes de mayo, que la contaminación del agua en Venezuela tiene una magnitud tan grande que las plantas potabilizadoras en el país no pueden tratarla.
“En términos de contaminación, en ninguna parte del país el agua está saliendo con los parámetros que exige el ministerio de Ambiente”, reiteró Pérez Rodríguez.
A pesar de no tener data oficial sobre la situación, expertos como Pérez Rodríguez, el ex ministro de Sanidad Dr. José Félix Oletta y el ex presidente de Hidrocapital José María De Viana han advertido que el agua en la actualidad presenta cianobacterias, enterobacterias, residuos de metales y de químicos. La presencia de estos componentes afecta la salud de las personas a corto y largo plazo.
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