En rueda de prensa ofrecida desde Washington el pasado 25 de junio, Henry Ramos Allup reveló que había enviado una “misión silenciosa” a Colombia, para investigar sobre la nacionalidad de Nicolás Maduro. El Presidente de la AN añadió que la comitiva, conformada por dos diputados, no consiguió pruebas de que Maduro fuese colombiano.
El general Carlos Julio Peñaloza, persona seria y bien informada, escribió a través de su cuenta de Tuiter que la diputada Dennis Fernández fue una de las viajeras, y que dejó plantados a quienes le ofrecieron información clave sobre los orígenes del indocumentado.
El único objetivo de Fernández fue recoger en Bogotá el célebre oficio de la Registraduría, que niega la existencia de una partida de nacimiento colombiana de Maduro. Es importante aclarar que la Registraduría de Colombia tampoco tiene la partida del guerrillero Timochenko, ni del narcotraficante Pablo Escobar, pero nadie duda que son colombianos.
A principios de febrero, Ramos Allup encomendó a Dennis Fernández elaborar un informe sobre la nacionalidad de Maduro y ella prometió tenerlo listo en dos meses. Han pasado cinco meses y la diputada no ha dicho ni pío; quizás por eso se llama “misión silenciosa”.
En realidad no era necesario investigar nada, puesto que la carga de la prueba recae sobre el indocumentado; basta conminarlo a presentar su partida de nacimiento y, de no hacerlo, removerlo del cargo. Además, Fernández tiene en sus manos los informes de Walter Márquez, Raymond Orta y Enrique Aristeguieta Gramcko, con elementos suficientes para destituir a Maduro de inmediato.
A estas alturas nadie puede llamarse a engaño. Tanto Ramos Allup como Dennis Fernández saben perfectamente que Maduro es colombiano. Están perdiendo tiempo a propósito, buscando pruebas innecesarias. No aplican el Decreto Gramcko porque no les da la gana.
Diputado Henry Ramos, diputada Dennis Fernández: ustedes están obligados a explicar por qué aceptan tener a un colombiano en la presidencia.
@LuisSemprumH