El otra vez abultado ascenso de Generales y Almirantes -en esta ocasión en el Panteón Nacional, espacio necrofílico- reafirma la decisión de destruir el profesionalismo militar decretado por Chávez en el 2002, impulsado por Alberto Miller en 2005, remachado de nuevo por Chávez en 2008 y que ha logrado evolucionar con la Cúpula Militar Claudicante al convertirlo desde el 6E2016 en partido político en armas. Padrino López con su inmoral y antihistórica decisión del 6E en la sede de la antigua Academia Militar de La Planicie instrumentó a Nicolás Maduro para que juramentara al elemento armado como un partido político en armas, que desde entonces cumple las funciones de canalización, comunicación y expansión del PSUV.
El hiato NM y Padrino López atemorizado por el referendo revocatorio refuerza el partido político en armas. De esta manera, se garantiza la posibilidad de la represión a una sociedad que reclama por la vía del poder comitente o poder natural desde el 6D que se resuelva la crisis creada por Chávez, y continuada por Maduro. Crisis que muestra el hambre, la criminalidad, la escasez, la hiperinflación, pero sobre todo… el desprecio de la mayoría de venezolanos por un régimen autocrático militarista y la aplicación de la fuerza bruta con lo cual cree todavía puede seguir gobernando a una mayoría democrática que rechaza al partido político en armas como instrumento de este régimen.
Los 86 nuevos Generales, más los otros 1200 generales ya existentes, tienen que estar en cuenta -porque pueden ser corrompidos pero no insensatos- que están de espaldas a la Historia a la decencia política y a los dictados supremos del poder originario o poder comitente reflejados el 6D, el 20M, y el 24J. Ese cuerpo de Generales empleados como instrumentos ideológicos de un régimen fracasado está en cuenta del rechazo de la mayoría de los venezolanos al régimen, pero además deben intuir que han sido instrumentados como sostén y garantía de la represión que desarrolla NM y PL. Represión para tratar de contener la decisión suprema de un cuerpo social que ha retado al Poder Ejecutivo del sistema político venezolano.
Los 86 nuevos Generales más los 1200, saben como jefes de familia, sustento de hogares, padres y proveedores que la vida en Venezuela es casi imposible. El Ambiente Político Real otea una posible explosión social y que el gobierno hasta ahora ha sido incapaz de decidir acciones políticas concretas, por desconocimiento y/o torpeza, verificándose enfrentamientos públicos, lo cual habla que el régimen no puede garantizar lo que se conoce como Orden Social. En consecuencia, ¡Nuevos Generales!, estén en cuenta que son y están siendo empleados para que traten de contener lo imposible: la decisión libérrima del venezolano para que ocurra el cambio político categórico y se reinstale la nueva democracia.
Los 86 nuevos generales, igualmente, están en cuenta que ellos constituyen un proceso de deformación de la Pirámide Ocupacional del elemento armado y que la masa de generales sirve como garantía al gobierno para que se creen tensiones en el entorno interno militar, pasando de la Irritabilidad a la Tensión 1 como consecuencia de no haber posibilidad del ejercicio de comando, no hay espacio en el estructura administrativa, pero además están abarrotados los cargos en la posible Administración Pública. Son entonces Generales y Almirantes de mentira que no podrán comandar una brigada, no podrán ser Jefes de Estado Mayor de una División y que, aún con las deformaciones de REDI, ZODI y ADI, no tendrán cargos que se correspondan a la categoría máxima de una organización supuestamente vertical.
Los 86 nuevos generales deben percibir el grado de oposición y desprecio de la sociedad civil hacia estos actos de ascenso que son político-partidistas para hombres armados cumpliendo funciones policiales de represión, cuando eso corresponde a la Seguridad Pública responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional, Regional y Municipal, jamás, por ninguna razón, a un cuerpo militar. Igualmente en algún espacio del imaginario de esos 86 nuevos generales, tendrán que comprender que la geopolítica regional y las nuevas amenazas, además de los conflictos carolingios no resueltos, no son comprendidos por quien ejerce el Poder Político, y mucho menos espacio para hombres y organizaciones ocupadas de la represión. En consecuencia, están incapacitados para cumplir con la función de defensa del Estado venezolano en el costado nor-sur-occidental, en el costado nor-oriental y frente a una nueva y gravísima amenaza: la economía paralela.
Finalmente, los 86 nuevos generales más los 1200 en su fuero interno reconocerán que han permitido ser ideologizados para accionar como palanca represiva de un régimen visibilizado ante América Latina, el continente americano y el mundo como un Estado forajido. Estado forajido a la imagen de los sistemas marxistoides fracasados en el mundo y como sujetos que representan una jerarquía militar máxima que están desde ya siendo juzgados por la Historia presente y por el devenir como actores responsables por la regresión política militar. Regresión político militar de una institución costosa, peligrosa y delicada que otrora derrotó al castrocomunismo y después a la intervención del Caldas, y que hoy por débiles, desprofesionalizados e inmorales no tienen sino capacidad para reprimir y avergonzarse como parte de la Lista Clinton y su estrecha relación con el ethos militar y la droga.
Es auténtico,
Dr. José Machillanda
Director CEPPRO
Caracas, 04/07/2016