La polarización política, permitió dividir a la sociedad en una dicotomía entre lo bueno y lo malo, entre un nosotros y ellos, entre ideologías y fanatismos. Por supuesto, el liderazgo venezolano también pisó ese peine y se empezaron a diseñar mensajes para grupos y subgrupos, pero no para la ciudadanía, lo que, abrió camino a las imposiciones del gobierno y a partir de ésta se justificaron hasta las expropiaciones que hoy Bernal critica.
La desinstitucionalización del Estado permitió poner los intereses del partido de gobierno, por encima de la misión de cada institución, por lo que, en poco tiempo, pasamos de defender las necesidades y derechos civiles de nuestra sociedad a emular la estructura de un cuartel, en la que una sola persona es el verdadero líder, es la única con posibilidades reales de interpretar los designios de… Dios, Bolívar ó del soberano.
El irrespeto a la separación de poderes también ha generado liderazgos cobardes, sumisos ante los intereses de su máximo líder, lo que permite ver paradojas como: La defensoría del Pueblo, defendiendo al gobierno; la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, reescribiendo la constitución; ó a los militares defendiendo al presidente por encima de la constitución, aunque esta última, no es como tal una paradoja, estos solo defienden a quien define sus ascensos.
Como se puede ver, el liderazgo tradicional también está en crisis, sin embargo, los venezolanos seguimos esperando que surja un líder que asuma la resolución del conflicto. Todos, absolutamente todos, estamos esperando que alguien más resuelva por nosotros. Primera conclusión, no podemos esperar que la realidad que hemos descrito, configure lideres nobles, puros o sabios, no esperemos que en ese germinador, brote una solución.
El liderazgo no puede consistir en la capacidad de hablar bonito o fuerte, esos sólo son estilos de un discurso, el liderazgo necesario, surge desde el activismo, es haciendo, que podemos romper con ese ciclo vicioso, en el que, nos representan los que dicen una cosa, pero hacen otra. Segunda conclusión, el liderazgo necesario es el que hace y motiva con su acción.
Tercera conclusión, en síntesis, si el nuevo liderazgo no puede surgir desde los escenarios tradicionales y no puede estar fundamentado en un discurso, quiere decir ineludiblemente, que el liderazgo, fundamentado en la acción, reside en cada uno de nosotros, por lo que, cada uno de nosotros es responsable y corresponsable de la solución al conflicto. No queda a quien culpar, no queda por quien esperar, nuestra supervivencia depende de nuestra lucha. ¿Tú, qué estas esperando?