las diferentes versiones del apareamiento en el reino animal llegan en ocasiones a hacer contribuciones casi poéticas a la narrativa sobre los vínculos que pueden crearse entre dos seres. Las águilas calvas por ejemplo, eligen lanzarse en caída libre tomadas de las garras a una velocidad vertiginosa para sólo soltarse unos momentos antes de golpear el piso –a veces no logran evitarlo.
Las águilas calvas o Haliaeetus leucocephalus pueden ser encontradas en el norte de México, Estados Unidos, Alaska y Canadá. De acuerdo con Bryan Watts, un experto en esta especie y director de un centro para su conservación en la Universidad de Commonwealth, “estas aves son muy sociales y tienen una habilidad increíble para encontrar otras aves de su especie”. Fuera de la temporada de apareamiento las águilas suelen juntarse en grupos y vivir una clase de gallineros colectivos, cerca de los cuales hay lugares donde acosutmbran reunirse, llamarse e interactuar.
Pero las cosas cambian durante la etapa de apareamiento pues estos pájaros suelen tornarse agresivos y territoriales. Tanto los machos como las hembras son capaces de entablar batallas que a veces resultan mortales. Los científicos no saben exactamente cuáles son las características que las águilas buscan en sus posibles consortes, pero parece ser que buscan a un compañero capaz de soportar una intensidad equiparable en el vuelo pues uno de sus rituales de cortejo incluye las acrobacias en caída libre que mencionamos anteriormente. A veces, estas acrobacias aéreas son precedidas por un juego de persecución. Pero eso no es todo, ocasionalmente las águilas realizan una clase de vuelo que evoca a una montaña rusa, pues una de las aves empieza a seguir los mismos patrones de subida vertical para luego lanzarse en picada, sólo para repetirlo otra vez.
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