Tres cuartas partes de los habitantes de Venezuela aún están fuera del plan lanzado en abril pasado por el gobierno para distribuir bolsas de alimentos casa por casa, en medio de la severa escasez que sufre el país petrolero, reveló este domingo una encuesta.
Un 74% de la población no ha recibido la visita de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), grupos comunitarios que distribuyen los alimentos con precios subsidiados, de acuerdo con el estudio de la firma Hinterlaces.
El presidente Nicolás Maduro anunció la creación de los CLAP como medida para combatir el “bachaqueo”, como se conoce en el país al contrabando y reventa de productos básicos, en momentos en que el desabastecimiento de alimentos y medicinas alcanza 80% según organizaciones privadas.
Según la investigación de Hinterlaces, difundida en el programa televisivo del exvicepresidente chavista José Vicente Rangel, 57% de las 1.500 personas consultadas considera que el nuevo sistema de distribución es “poco o nada efectivo”, aunque 56% lo aprueba.
El gobierno de Maduro impulsa una ofensiva contra los “bachaqueros” -que venden con sobreprecios de entre 1.000% y 4.000% mercancías desaparecidas en los comercios formales-, y atribuye la escasez a una “guerra económica” de la oposición y empresarios para tratar de derrocarlo.
Sin embargo, los productores sostienen que la falta de divisas para importar materia prima imposibilita sus operaciones. Francisco Martínez, presidente de Fedecámaras (principal gremio empresarial venezolano), aseguró recientemente que “más del 85% de la industria” está paralizada.
El mayo pasado, Maduro prorrogó por seis meses un estado de excepción que, entre otras medidas, atribuyó a los CLAP “funciones de vigilancia y organización” junto a militares y policías “para mantener el orden público”, lo cual ha sido muy criticado por la oposición.
Venezuela ha vivido en los últimos meses protestas por alimentos, algunas derivadas en saqueos y disturbios que han dejado cinco muertos.
La crisis del país ha sido agravada por la caída de los precios de los hidrocarburos. Además de la escasez, sufre la inflación más alta del mundo (180,9% en 2015 y proyectada en 720% por el FMI para 2016). AFP