Cuando muchos creían que se trataba de un caso muerto, llega la noticia de que el Consejo Superior de Justicia del Principado de Andorra solicitó a las autoridades francesas competentes congelar los bienes que pudieran tener en Francia, Diego Salazar Carreño y Omar Farías Luces, operadores de los seguros y reaseguros de Pdvsa. La medida fue solicitada a través de la Comisión Rogatoria de fecha 05 de mayo de 2016, a la que tuvo acceso CuentasClarasDigital, en base al Auto del 17 de Julio de 2015 “aún vigente”, según señala el documento oficial.
Los expertos que asistieron al foro internacional Una Ley de Recuperación de Bienes Producto de la Corrupción realizado en la Asamblea Nacional el viernes pasado coincidieron en la necesidad de contar con equipos especializados integrados por expertos financieros, contadores y abogados a fin de rastrear y ubicar los capitales robados al país.
Se trata de procedimientos complicados debido a las complejas estructuras financieras utilizadas por los corruptos y sus asesores para esconder el origen del dinero y así poder legitimarlo.
Los funcionarios públicos, las autoridades judiciales de los países saqueados, deben enfrentar con los exiguos recursos de los Estados, a poderosos bufetes (como el del ex primer ministro francés Dominique de Villepin, abogado de Salazar) que, a cambio de millonarios honorarios pagados con el mismo dinero robado a las naciones, protegen los intereses de estos delincuentes mal llamados de “cuello blanco”, como antiguamente se denominaba a los delitos financieros que aparentemente no estaban relacionados con hechos violentos o de sangre.
Hoy en día, ya sabemos que la corrupción viola derechos humanos fundamentales porque priva a los ciudadanos de alimentación, educación, salud, seguridad personal y servicios públicos adecuados, lo cual impide el desarrollo integral, minimiza la calidad de vida y muchas veces ocasiona la muerte. Por ello, ya es universalmente aceptado que la corrupción no es un delito sin sangre.
Se trata de un crimen que afecta la vida de millones de personas en todo el mundo pero que en Venezuela tiene uno de sus ejemplos más dolorosos. Las colas de miles de venezolanos cruzando la frontera con Colombia para adquirir los alimentos y las medicinas que no encuentran en el país, es la prueba irrefutable de la corrupción más repugnante de que se haya tenido noticia en tiempos modernos. Sobre todo porque quienes la llevaron adelante lo hicieron en nombre de una supuesta revolución para los pobres.
Dónde está el millón de millones de dólares que entró a Venezuela en los últimos trece años de control de cambio? Dónde está el dinero de los venezolanos? Por lo que se va sabiendo, se encuentra oculto en unos cuantos países en varios continentes.
El foco más importante de esa purulenta corrupción “roja rojita” es sin duda, la red de cómplices, testaferros y familiares que Rafael Ramírez Carreño conformó durante la década que estuvo al frente de Pdvsa.
Según el texto de la propia Rogatoria de Andorra a Francia, en Pdvsa no se movía una hoja sin que esta estructura mafiosa recibiera su tajada. Embriagados de impunidad, Ramírez, Salazar y su red de cómplices, exhiben la súbita riqueza de manera grotesca: Desde propinas de 99.000 dólares a empleados de hoteles por “servicios prestados” hasta la compra de un apartamento en París con una sola transferencia de 40 millones de euros.
El escándalo de Banca Privada de Andorra (BPA) acontecido en marzo de 2015 destapó parte de la estructura delictiva de la petrolera al poner al descubierto los sobornos que se manejaron alrededor de la emergencia eléctrica, con las empresas chinas, los seguros y reaseguros incluyendo los relacionados con la tragedia de Amuay, el Cadivi paralelo autorizado por el propio Ramírez y un largo etcétera de operaciones ilegales, pero sobre todo inmorales, que enriquecieron a Ramírez y su entorno como pocas veces se ha visto a nivel global. Inclusive se llegó al extremo de “invertir” parte de lo saqueado por este grupo y otros, en bonos de la República, que hoy reciben puntualmente el pago de los correspondientes intereses, aunque para ello el régimen de Nicolás Maduro prive al pueblo de Venezuela de las indispensables divisas para la importación de alimentos y medicinas.
Global esta siendo también la búsqueda de esos capitales. Empezó en la propia Andorra y ahora se extiende a Francia, donde el grupo tiene importantes inversiones inmobiliarias y millonarias cuentas bancarias. Pero no se detendrá allí ya que la red de Ramirez y sus primos Diego Salazar, Luis Mariano Rodríguez y los Luongo, entre otros, recorrió el globo buscando los bancos convertidos en alcantarillas que les permitieran ocultar el dinero malhabido. La próximas Rogatorias saldrán hacia Italia, Suiza y Panamá pero también a lugares más exóticos como Hong Kong, Qatar y Emiratos Arabes, en especial Dubai, donde han recalado los dólares robados a Pdvsa gracias a los contactos – vía OPEP – de Rafael Ramírez.
No será fácil. Puede que tampoco sea rápido, pero algo es seguro: los venezolanos no descasaremos hasta que se haga justicia y el país recupere lo que le robaron en nombre de una revolución que terminó convertida en un gran saqueo y en un gigantesco fraude.