Los bajísimos niveles de comprensión de la realidad del gobierno nacional, condujeron a Nicolás a desprenderse del testigo para entregárselo a Padrino López, como si de una carrera de relevo se tratara, un absurdo con el que se busca eludir los problemas reales y la injusticia que las políticas públicas no dejan de incrementar con sus funestas consecuencias sobre los más vulnerables. Interesados como están en frenar el cambio político reclamado desde los cuatro rincones del país, desde Miraflores echaron a rodar el golpe, blando o encubierto, Padrino fue ungido como su precursor y para eso Nicolás se despojó, de hecho, de su investidura, y así los militares pasaron a controlar el poder abiertamente, los mismos que han manejado en estos 3 últimos años 100.000 millones de dólares en alimentación. De tal manera, que no es difícil imaginarse lo que nos espera con quienes desde hace tiempo debieron haber regresado a sus cuarteles.
Esa sutil transición ocurrida el 5 de Julio, ratificó que la salud mental del régimen está afectada, exhibiendo lo que quiere ocultar; al otorgársele poderes a Padrino por encima de los ministros y sobre la economía del país, se hizo público un fiasco, un fracaso que se viene advirtiendo desde el seno de la sociedad venezolana, sólo que ahora adquiere connotaciones de mayor gravedad, porque en lugar de elegir el mecanismo constitucional que haría posible superar ese trance, se optó por radicalizar la tozudez entregándole la administración pública a los militares, cayendo Nicolás en su propia trampa, embaucado por la eficacia y la inmediatez de la incapacidad de quienes integran su gabinete, incluido Padrino López, que hunden el país para salvar una élite corrupta que secuestró al Estado venezolano.
Con sus nuevas facultades, delegadas por Maduro, primeramente dijo: “El objetivo es gobernar”, y no le falta razón, porque ya tiene el sartén agarrado por el mango y al Presidente de la República nariceado, compartiendo el gobierno con él, desplazando al vicepresidente en su rol de coordinador de la administración pública nacional, y la supervisión directa de los ministros, pero con plomo en el ala, porque si alguien está íntimamente involucrado en este modelo económico desastroso son los militares. Que no venga ahora con que falta orden y disciplina, con que observa dispersión de esfuerzos y falta de articulación entre el Ejecutivo y fuerzas productivas privadas.
Esta situación que evidencia un gobierno débil, legitima el sentir de nuestros obispos al advertir que el acrecentamiento del poder militar es una amenaza a la tranquilidad y la paz, tomando en consideración que Padrino justifica su desempeño al frente de la Gran Misión de Soberanía y de Desarrollo económico diciendo que se trata de un asunto de seguridad de Estado, perspectiva regida por una máxima maquiavélica: “el fin justifica los medios”, ante eso nos sentimos tentados a darle la razón a Marianela Salazar, quien aseguró: “Cuba impuso a Padrino López y Benavides para frenar la calle en la etapa final”, algo más preocupante aún.
A la creciente desconfianza, al hambre, a la conflictividad social exacerbada, se sumará otro inevitable fracaso gubernamental, por la imposibilidad de controlar al gabinete de incapaces, destructores y corruptos rojos, en especial la élite militar, que seguirá robando al pueblo, en momentos cuando en el país nadie tiene necesidad de lo inútil que ha resultado este gobierno, como para dejarse sugestionar de lo contrario, ni con una inducción hipnótica es posible aceptar la mística vacía de un Ministro de la Defensa pretendiendo aprovecharse de nuestro supuesto candor, que muestra una clara continuidad en el irrespeto a la Constitución, a la institucionalidad, pero sobre todo a la voluntad popular, sin reparar en todo lo que representa el militarismo en nuestro pasado y nuestro presente, con una nefasta incidencia en la suma de nuestros sufrimientos y aspiraciones en esta época promisoria.
POLISUCRE: Más que ponderar la mística de trabajo, es nuestra intención reconocer el carácter humano y pedagógico con que asumen la solución de situaciones problemáticas de la ciudadanía en este cuerpo policial, en especial su Director de Operaciones, comisario Junier Bastardo y la Supervisor Jefe, Josefa Montilla.
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