Consejos para evitar el mareo de los niños en los viajes

Consejos para evitar el mareo de los niños en los viajes

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Durante las vacaciones aumentan los desplazamientos y, aunque prácticamente nos pasamos todo el año pensando en las ansiadas vacaciones y en el tiempo que tendremos por delante, estos viajes también tiene un lado negativo: los mareos de los pequeños de la casa. Dmedicina.com

El mareo se produce cuando al sistema nervioso le llega información contradictoria. Mientras que unos sentidos (la vista o el sistema músculo esquelético) le indican que estamos parados, el líquido del oído interno señala que estamos en movimiento. Podría decirse que el sistema nervioso se bloquea ante las señales contradictorias y responde con el mareo”, explica Marian García doctora en Farmacia, y autora del blog Boticaria García.

Este molesto síntoma puede aparecer en cualquier persona y a cualquier edad, aunque tal y como indica la experta, se baraja la hipótesis de que exista algún componente hereditario, ya que es frecuente que haya más casos dentro de la misma familia.

Respecto a los síntomas que pueden alertar a los padres de que sus hijos se están mareando, García apunta al silencio, ya que debido al malestar, el niño puede no sentirse con ganas de hablar. Otros signos frecuentes son la pérdida de color del rostro y la sudoración. En el libro Qué se puede esperar el segundo año, de Heidi Murkoff, la autora indica que algunos niños se quedan quietos, mientras que otros se agarran la garganta o se tocan la barriga. Algunos tosen, pero otros no presentan ningún síntoma obvio y vomitan.

Pautas para sortear el mareo

García señala que existen medidas sencillas de realizar para evitar los mareos. Algunas de ellas son:

Otras recomendaciones incluidas en Qué se puede esperar en el segundo año son:

Aumentar la ventilación es importante desde el primer momento en el que se notan los síntomas y, siempre que sea posible, detener el vehículo si se agudizan. Es importante normalizar la situación ya que el miedo o el estrés pueden empeorar el estado del niño”, añade García.

Por último, la especialista indica que el dimenhidrato es una opción que puede ser aconsejable en niños mayores de dos años. “Las formas farmacéuticas más empleadas en niños por su comodidad suelen ser las ampollas o los jarabes. Son medicamentos que pueden adquirirse sin receta siendo el efecto secundario más frecuente la somnolencia”, concluye.

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