Su discurso fue bueno. El ex presidente estadounidense George Bush habló ayer junto al actual mandatario Barack Obama en homenaje a los cinco policías fallecidos en la matanza de Dallas la semana pasada; dijo que son “una poderosa inspiración” para el resto del país, hizo un llamado a “la unidad de esperanza”.
“Su valentía es nuestra protección (…). Es una poderosa inspiración para el resto del país”, afirmó Bush, residente de Dallas, en una ceremonia multiconfesional. “Hoy, la nación está de luto, pero aquellos que consideramos Dallas nuestra casa hemos perdido cinco miembros de nuestra familia”, agregó el cuadragésimo tercer presidente estadounidense.
“No queremos la unidad del dolor, ni la unidad del miedo. Queremos la unidad de la esperanza”, apuntó Bush, en una de sus escasas apariciones públicas desde que abandonó la Casa Blanca en 2009. Esta vez, sorprendió por haber escondido su canas con un color caoba sobre su cabellera.
De repente, cuando un cuantioso coro entonaba la letra de un himno en honor a los caídos, el ex presidente comenzó a moverse, a tambalearse de un lado a otro, de la mano de su esposa Laura, a su derecha; y de Michelle Obama a su izquierda. Y de pronto el balanceo se convirtió en una suerte de baile, que también fue acompañado por sonrisas.
El humor de Bush parecía muy bueno y desconcertó a quienes estaban a su lado. En un momento, la primera dama nota lo que sucede algo desconcertada y encuentra su mirada e intercambian sonrisas. Pero Michelle se ve incómoda. Obama también.
Su esposa Laura percibe lo que ocurre e intenta con su impavidez calmar a su marido. Aunque no lo consigue. Bush sólo se queda quiero cuando termina la música.
La reaparición de Bush se dio a menos de una semana de la matanza que agitó las tensiones raciales en EE.UU. junto con los recientes casos de abusos policiales contra ciudadanos negros.
EFE