En Puerto La Cruz las despensas están vacías ante la escasez

En Puerto La Cruz las despensas están vacías ante la escasez

(foto Daniel Olivares)
(foto Daniel Olivares)

“Mis fami­liares se la pasan pidiéndome que compre alimentos y guarde porque puede presentarse un problema y yo tengo dos niños pequeños, pero es imposible almacenar algo porque no se consigue nada”. Así lo reseña eltiempo.com.ve / Giovanna Pellicani

Estas son las palabras del ama de casa Luz Arrieta, quien cuenta que a diario recorre el mercado municipal, abastos y supermercados de Puerto La Cruz en busca de productos regulados.

Dijo que ante la escasez de varios alimentos ha tenido que sustituir el arroz, la pasta y las arepas por verduras y horta­lizas, pero estos rubros no se pueden almacenar por mucho tiempo porque se descompo­nen rápido.





“Cuando consigo arroz lo que hago es estirarlo para que alcance un poquito más”.

A Luz le toca comprar los lu­nes por el terminal de su cédula de identidad. Ese día se levanta a las 3:00 am, prepara a sus hijos (de 9 y 7 años), los lleva a la escuela y comienza a “cazar” los artículos en los expendios.

“Los chamos salen a las 3:00 pm del colegio, mientras tanto yo aprovecho para hacer cuanta cola me encuentre en el camino. Pero no siempre tengo suerte, he llegado en más de una oportunidad con las manos vacías a la casa”.

En el sector Barrio Sucre de Barcelona vive la comerciante Rita Aliendres, quien señaló que desde hace más de un año en sus gabinetes sólo guarda platos y cubiertos. “El área donde solía colocar los alimentos ahorita está ocupada por productos de limpieza que he podido com­prar y en ocasiones los cambio por comida”.

Sin inventario

Recuerda que hace un lustro le regalaba a su vecina lo que le quedara de la semana que siempre guardaba en la nevera, pero ahora cocina lo justo y lo poco que le sobra del almuerzo lo calienta para la cena.

Ella tiene una hija de 18 años, quien estudia Ingeniería Civil en la Universidad de Orien­te (UDO), Núcleo de Anzoáte­gui, y que en varias ocasiones ha tenido que irse sin desayunar al alma máter porque es poco lo que tiene para prepararle. “El detalle es que así tenga dinero no se consiguen los alimentos”.

En la casa de la familia García Barreto, en el centro de Barce­lona, ya no hay guardado para una contigencia.