Después de 17 años de aplicación de políticas económicas fracasadas que han tenido como resultado la peor crisis económica y social de la historia venezolana, el gobierno en lugar de rectificar sus errores insiste en repetirlos y esta vez con mayor profundidad.
Por su parte, tanto expertos nacionales como internacionales, gremios, actores económicos y la mayoría de los ciudadanos, están claros en que la crisis económica se originó en la destrucción de la producción nacional, junto con la caída de los ingresos petroleros que mermaron la capacidad de realizar importaciones.
Como resultado, no hay alimentos hechos en Venezuela, ni dólares para traerlos, esto causa la escasez y aun cuando parece obvio, es casi una ecuación de física cuántica para el gobierno que no termina de entender el problema real (o no quiere hacerlo).
Vale la pena recordar que al inicio de la crisis, cuando la escasez era moderada, el gobierno se dedicó a negarla, luego cuando fue imposible darle la espalda a la realidad culpó a la llamada “guerra económica”, desde entonces su mira ha estado en la distribución de los alimentos.
En tal sentido, numerosos planes se han enfocado en la distribución de los alimentos: compras de acuerdo al número de cédula, introducción de los capta huellas en los supermercados, guías SADA, prohibición de movilizar alimentos dentro del territorio nacional, cierre de frontera y CLAP. Este enfoque ha sido un rotundo fracaso y la escasez e inflación han crecido exponencialmente los últimos 2 años.
En todo caso, el gobierno en lugar de aprender de sus errores, anuncia con bombos y platillos la creación de una nueva misión. El problema con este nuevo plan es que parte de una premisa errónea; para acabar con el desabastecimiento se necesita control férreo de la distribución de los productos, tarea que le fue asignada a la FAN, asumiendo que la disciplina es el ingrediente que hace falta para solucionar la crisis.
En resumidas cuentas, la Misión Abastecimiento Soberano es otro plan para el fracaso, destinado a morir desde el momento de su nacimiento, ni todos los poderes que se le otorgaron a Padrino López podrán devolver las medicinas y la comida a los anaqueles, simplemente no se puede distribuir correctamente lo que no existe. Mientras la producción nacional esté por los suelos y no existan divisas para las importaciones, sin importar que plan de distribución se invente, la crisis continuará arremetiendo contra los venezolanos.