“La gente debe poder decidir su propio destino”. Frase célebre de Nelson Mandela que me atrevo a rescatar en momentos en que más del 80 % de los venezolanos imploramos un cambio para superar la peor crisis de nuestra historia. Una coyuntura que nos está matando de hambre y de mengua, por la inexistencia casi absoluta de productos tan básicos como la leche o medicamentos tan esenciales como un hipertensivo.
Es inaudito tener que escuchar a nuestros médicos de la Maternidad Concepción Palacios asegurar que a veces realizan intervenciones con tijeras, porque no cuentan con el material quirúrgico adecuado para salvar vidas.
¡Más que inaudito, esta realidad es un horror!
Ver a nuestras amas de casa, trabajadores, estudiantes y hasta niños haciendo 72 horas de cola para intentar comprar algún artículo básico, deja en evidencia que en Venezuela el abastecimiento se ha convertido en una ruleta rusa en contra de los propios ciudadanos, pero sobre todo en un negocio “muy” redondo, liderado por una cúpula de enchufados a la que poco le interesa el estómago de la gente, ésa que llama su pueblo. ¿Y creen que colocando a Padrino López al frente de la Gran Misión Abastecimiento Soberano dejaremos de pasar hambre?
¿Qué hay detrás de los súper poderes otorgados al Ministro de la Defensa? Es la pregunta obligada que nos hacemos todos los venezolanos.
¿Qué méritos tiene este general para encarar la crisis humanitaria en materia de alimentación, e incluso para ser el mandamás del gabinete ministerial? ¿Dónde queda Aristóbulo Istúriz en todo este cuento?
¡Un golpe sin armas contra el pueblo y la Constitución!
La realidad es que nunca antes en nuestra historia reciente, ni durante la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez, los militares habían tenido tanto control sobre el país. Sólo en la mal llevada gestión de Maduro, más de 30 oficiales de alto rango han estado al frente de la importación y distribución de productos de primera necesidad, chupándose el dinero del pueblo, porque los resultados han sido nefastos.
No en vano los obispos venezolanos advirtieron durante su última reunión anual que “el acrecentamiento del poder militar es una amenaza a la tranquilidad y a la paz” del país. Y ante esta aseveración me atrevo a suplicar a Dios que nos acompañe en el camino hacia el revocatorio, como vía para superar esta crisis.
Nos tienen pasando trabajo, nos dejan morir en silencio en los hospitales y nos mantienen bajo el yugo de la delincuencia. Restringen nuestras libertades, se burlan de nuestros derechos y todavía pretenden que les lavemos la cara asistiendo a un virtual diálogo. El descaro de estos “revolucionarios” no tiene límites, y ante tanta inmisericordia nosotros hemos sido claros: El diálogo pasa por conocer la fecha del revocatorio.
Será el referéndum el mecanismo constitucional que nos ayudará a superar esta pesadilla llamada “Revolución del siglo 21”. Ésa es la esperanza de millones de venezolanos; lo dice claramente el último sondeo de Venebarómetro, al indicar que 58% de los interrogados se declaran “muy dispuestos” a firmar para activar la consulta popular. Este porcentaje es equivalente a 11,4 millones de personas, 7 millones más de los 3,9 necesarios para solicitar el revocatorio contra Nicolás Maduro.
Estamos listos y organizados para iniciar la recolección del 20% de las firmas que pondrá en marcha el proceso electoral y constitucional que abrirá las puertas a la independencia, progreso y libertad de Venezuela. Empeñarse en retrasar esta consulta no cambiará el futuro de nuestra Patria, solo lo empeorará.
El Referendo Revocatorio es un derecho constitucional y una exigencia de todos los que queremos cambiar en paz. Merecemos un gobierno que vuelva a aflorar lo mejor de nosotros como sociedad. Y hacia allá vamos. Este mecanismo constitucional es una decisión del pueblo y no debe tener ningún impedimento.
Por eso le insistimos a las rectoras del CNE que no sigan siendo cómplices de las artimañas de Maduro, porque cada día que ese señor pasa en Miraflores nos hace más pobres, y eso no podemos avalarlo.
Y a nuestro pueblo le reiteramos, que cada vez estamos más cerca de revocar al peor gobierno de nuestra historia.
Vamos por el referéndum, ésa es la vía sana para nuestro pueblo, ¡vamos a contarnos!
¡UNIDOS somos invencibles!